Amor y Coronas (Haikyuu M-preg)

[Capítulo 2]

— Kageyama, quiero que me beses.

"Quiero que me beses". ¿El pelinegro escuchó bien? ¿Acaso Hinata le había pedido un beso? Es que vamos, no es muy normal que la persona con la cual te comprometieron bajo una obligación hace apenas unos días venga y te pida de la nada un beso.

Cuando los dos están solos en una habitación. Pero podemos obviar ese detalle porque ambos son tan idiotas que capaz ni siquiera se dan cuenta del doble sentido que puede tener eso.

— ¿Qué? — preguntó Tobio luego de unos segundos — ¿Qué estás diciendo, idiota?

Hinata frunció el ceño — Lo que estás escuchando, obviamente — aclaró con naturalidad —, ¿lo harás o no?

¿Lo estaba amenazando? Prácticamente así se veía desde el punto de vista del más alto, porque aquel chico lo miraba desafiante — Solo no lo entiendo.

No puede ser..

— ¿Qué no entiendes? ¿Sabes cuál es el concepto básico de un beso, no es así? — le preguntó con incredulidad — porque ni se te ocurra decirme que voy a casarme con alguien que no sabe..

— Sé lo que es un beso — interrumpió Kageyama —, solo no entiendo tu repentina necesidad de uno.

— ¿Si sabes que nos vamos a casar en menos de una semana? ¿Cómo planeas besarme frente a todas esas personas si no lo hemos practicado? — Bueno, tenía un buen punto —, además.. Mi primer beso no será un espectáculo.

Efectivamente no era el típico sueño ideal del "Primer beso", pero tampoco lo daría en un altar lleno de hipocresía.

Kageyama seguía en blanco porque todo estaba pasando muy rápido o simplemente su cerebro no analizaba aquello. ¿Desde cuándo Hinata se tomaba tan tranquilamente el tema de su matrimonio? Porque según recuerda estaba en contra bajo todo momento, ¿acaso es eso lo que llaman resignación?

Parpadeó lentamente mientras intentaba desviar el tema — ¿Están bien dándome tu primer beso?

El pelinaranja lo miró con una mueca enigmática, ¿es qué era un idiota o se hacía uno? Si no quería besarlo podía decirlo y ya — Claro, simplemente que tenemos muchas opciones para que eso no suceda, ¿cierto? Porque cuando estemos frente un altar me harás la misma pregunta.

Tenía razón.

— Además — continuó —, voy a darte mi virginidad de todas formas, un beso no es nada — dijo como si nada mientras se encogía de hombros.

Por supuesto que Tobio se sonrojó hasta las orejas al oír eso. Cayó en cuenta lo directo que era su futuro esposo, parecía decir todo sin vergüenza alguna.

Terminó asintiendo porque sabía en el fondo que Shoyo tenía un punto;el día de su boda no podían quedarse paralizados a la hora del:"Pueden besarse". Sería incómodo e incluso humillante. Se acercó lentamente y a pasos temblorosos, quedando frente al más bajo tomó con dos de sus dedos su barbilla y la levantó sutilmente.