[Capítulo 7]

1.5K 170 152
                                    

Kenma podía sentir la incomodidad flotando en el ambiente, como el pelinegro caminaba de un lado a otro en el pequeño estudio donde se encontraban

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kenma podía sentir la incomodidad flotando en el ambiente, como el pelinegro caminaba de un lado a otro en el pequeño estudio donde se encontraban. No lo había visto derramar ni una sola lágrima, pese a que sólo debió pasar no más de media hora desde que sus padres fueron asesinados y declararon la guerra a su reino.

Nunca fue bueno consolando en ese tipo de situaciones, no sabía decir sin hacer sentir algún acto de disgusto a la otra persona. Se sentía mal, por solo estar allí, sentado, asustado, temblando y con la respiración agitada.

Sabía que no podía hacer nada para ayudar a Kuroo.

El azabache dejó de caminar para mirar al menor, estableciendo un contacto visual fijo, en un estado acusatorio — ¿Por qué me mentiste? —atacó rápidamente — dijiste que no le habías dado tu información personal a nadie ese día, pero ese infeliz sabía tu nombre.

— No te mentí — se defendió el teñido —, ni siquiera sabía el nombre de ese sujeto hasta hoy, lo juro.

— ¿De verdad, Kenma? ¿Ahora me dirás qué no hicieron nada ese día?

— ¿Qué demonios estás insinuando? — su ceño estaba fruncido, no le gustaba la ruta que estaba tomado esa conversación.

— ¡Es demasiado obvio que todo este tiempo solo has pensado en ti! — Agredió alzando la voz — ¡Hubieras hecho todo lo posible por acabar con el matrimonio, ¿no? Y eso incluía revolcarte con ese idiota!

— ¡Aquí el idiota eres tú! — recriminó, también con un tono bastante elevado — ¡¿Por qué me "Revolcaría" esperando un hijo tuyo, incompetente?!

Ese no era el momento adecuado para decirlo, tampoco el lugar y, mucho menos, la manera. Kenma lo supo en el momento que el rostro del contrario se contrajo en una expresión que nunca antes había observado.

— ¿Qué dijiste? — preguntó el príncipe bajando un poco el tono, lo dejó en el limbo por unos micro segundos — ¿Cómo qué estás esperando un hijo mío?

Tuvo que tomar valor y aclarar sus pensamientos para saber qué decir, ya lo arruinó una vez y no podía permitir que sucediera de nuevo — Lo que oíste — afirmó —, resulta que.. Estoy embarazado y es tuyo.

Decidió obviar el detalle de cómo pasó porque estaba seguro que el azabache recordaba esa alocada noche, producto del alcohol en su sistema, cosa que también llevó a que el té fallara y una criatura se esté formando en su interior.

— ¿Y cómo sé qué yo soy el padre?

¿Qué?

— ¿Pero qué..?

— Porque aparentemente te gusta divertirte con cualquier persona — acusó. Sin ninguna presencia de tacto o remordimientos por sus palabras y, lo hiriente que fueron. Guiado totalmente por el revoltijo de sentimientos que actualmente es.

Amor y Coronas (Haikyuu M-preg) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora