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Estaba esperando a mi hermana con Atsushi, sabíamos que iba a llegar en la madrugada, por lo que decidimos hacer una pijamada a escondidas de Anne-san, contamos historias de terror, aunque no conté con que Atsushi se asustaría tanto.

Bajábamos a buscar galletas de vez en cuando, hasta que tuve que ir al baño, cuando volví a mi cuarto, Atsushi estaba dormido. Así que lo cargué y lo llevé al suyo, arropandolo en el camino.

«Si tenías tanto sueño, me hubieras dicho» pensé, para luego suavizar mi mirada ante el rostro tranquilo de Atsushi, siempre que acordabamos hacer algo juntos este se quedaba dormido cuándo me distraía. Ni aunque pasaran los años eso cambiaba y me removía el corazón pensar en eso.

Planeaba estar despierto toda la noche que restaba, pero estar en mi cama acostado no ayudaba, mis parpados empezaban a pesar, pensé «solo serán unos minutos», pero mi cuerpo se rehusaba a ceder por completo.

Cuándo estaba en medio de quedarme dormido, una silueta alta que conocía bastante bien, estaba recargaba en la puerta de mi habitación.

—No era mi deseo despertarte, Chuuya —dijo con una voz dulce Kouyou, el tono era arrullador y lento, como si lo hiciera a propósito—. Solo quería ver como estabas, note que falta comida en las despensas. Parece que fallaron en su plan.

Atsushi no duró nada. —dije intentando sumar una carcajada, pero solo salió un suspiro cansado, cuándo intente seguir conversando, de repente todo era negro en mi mente.

"Buenas noches, pequeño" murmuró Kouyou para luego acercarse hasta la cama de Chuuya, había presenciado tantas veces la escena desde que empezaron a crecer que no pudo evitar formar una sonrisa.

La Alfa le dio un beso en la frente al pelirrojo, para luego arroparlo tal cuál el anterior había hecho con Atsushi.

Volviendo al pelirrojo, esté era un desastre para dormir, los cabellos desordenados, baba escurriendo por su boca, y no hay que olvidarse de su postura rara al dormir, pero lo mas característico de aquello era la sonrisa tonta que formaba cuando dormía. Esa misma que derretiría a cualquiera; Kouyou no fue la excepción, lo miraba embelesada con ternura, le partía el corazón tener que pensar en todo lo que tendría que pasar.

Al menos podía acompañarlo, eso le daba esperanza, aunque supiera que su rol estaba limitado. Después de todo es solo la ama de casa de los Nakahara.

La mañana llegó, la luz se filtraba por la ventana anunciando el amanecer, se oyeron pisadas fuertes hacía la habitación del pelirrojo, unas que nunca eran deseadas en aquella casa

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La mañana llegó, la luz se filtraba por la ventana anunciando el amanecer, se oyeron pisadas fuertes hacía la habitación del pelirrojo, unas que nunca eran deseadas en aquella casa.

Sin escrúpulos la persona abrió la puerta haciéndola chocar contra la pared, a lo que Chuuya ni se inmuto, tenía el sueño pesado, además de estar cansado por el día de ayer.

El Alfa al verse ignorado, se acerca a la cama del pelirrojo para quitar las sábanas que lo arropaban, puede ver al omega retorcerse por el cambio de temperatura, pero decide sacudirlo para que despierte de una vez.

El color de tus ojos [Omegaverse] Soukoku/Shin SoukokuWhere stories live. Discover now