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Ver mis llaves caer por el alcantarillado, me habían dado la razón sobre faltar aquel día. Perderme de paso los actos cívicos que se hacen en el primer período, la charla del director y el que presentaran a los nuevos omegas que llegaban a la escuela.

Si no fuera porque tengo por decreto "Comportarme de forma decente", y no porqué tengo dos guardias atrás mío con la ama de casa vigilando desde la ventana del carro; Tal vez no habría venido.

Y no es por echarle la culpa a nadie, pero si no fuera por ALGUIEN, podría haber esquivado clases.

La estatua en lo alto de la fuente de la entrada me saludaba, dando paso a un largo pasillo adornado con banquetas, arbustos decorando las esquinas de los caminos y un graso —aparte de innecesariamente extenso— pasto verde.

En realidad, si fuera por mi  habría asistido a una escuela cerca de mi casa en mi ciudad natal, con mi rutina de siempre: Saltar clases, pasearme en mi zona comfort y gastar tiempo en algo que me enseñara mas cosas que solo aplicar materia en un papel; pero para mi mala suerte —y vaya que lo es—, termine siendo transferido a petición de mis padres a una escuela manejada por un conocido de mi padre.

Lo único bueno de la mierda que es mudarse sin ningún peso, era que al menos vivía con mi pequeño hermano: Atsushi. Además de la encargada de que no nos ahogaramos con un arroz: Koyou, la criada mas confiable de mi madre.

Mentiría si dijera que esa mujer no da miedo. Incluso ahora puedo sentir como su mirada me atraviesa, esperando que pase el portón del hall, para irse con el carro subiendo la ventana de forma lenta —No es como si supiera que lo vaya a hacer, pero este verano la paso viendo películas de espías y ha citado a James Bond mas de las veces que he podido contar—, en resumen: No te metas con ella si quieres conservar tu estabilidad emocional o evitar bromas malas de espías, lo que venga primero.

Pase el hall, subiendo el pecho para verme seguro, no quería que algún estúpido se intentara hacer el canchero en mi primer día, así que me golpee las mejillas con las palmas y camine con mis esperanzas en mis hombros.

Y todo fue perfecto, me forme en la fila, conseguí un buen lugar donde no me aprietan, aparte de estar lejos de los alfas.

¡Ja! Como si eso fuera posible; solo conseguí dos alfas corpulentos retandose a una batalla inflando sus pechos y alzando el trasero, mientras en el piso había un pobre omega que a penas se podía ver debido a los dos animales que estaban en frente; con suerte podía ver unas zapatillas negras con pequeños estampados de estrellas en los bordes, junto a una mal dibujada "A".

Espera.

Yo conocía esas zapatillas.
¿Atsushi? No, no creo que sea tan imbécil de haberse quedado en el hall solo, no, él tiene mas coeficiente intelectual.

Creo.

Corrí hasta su dirección, esquivando a los estúpidos, para comprobar mi teoría.

En efecto, mi queridísimo compañero de vivienda, estaba tratando de calmar a los otros dos, que parecían tener su mochila en posesión, jalandola de los dos lados.

Me gire y lo mire, él me hizo señas en negativa con solo hacer contacto visual, pero yo solo camine ante ellos y jale la ropa de uno de ellos.

Oh, esto iba a ser divertido.

—Eso le pertenece a mi hermano —dije con la máxima calma que podía expresar, debido a la mano en el tobillo que tenía de mi querido hermano sosteniendome; a veces me sorprendía su gentileza—, tienes tres segundos para soltar la mochila o enterrare mi zapatilla en tu cara, y creeme que las plataformas es lo último que deseas en tu nariz.

El color de tus ojos [Omegaverse] Soukoku/Shin SoukokuWhere stories live. Discover now