Capítulo 1: La mudanza

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Yoonie estaba terminando de guardar sus cosas en una caja mientras etiquetaba aquellas que ya estaban amontonadas en el pasillo.

—¿Seguro que no podemos quedarnos aquí? —Yoonie suspiró cuando terminó de cerrar la última caja.

—Cariño, ya te lo he dicho. No puedo seguir pagando esta casa, estaremos bien allí, te lo prometo —Namjoon le hizo una carantoña a su hija y cogió varias cajas para llevarlas hasta el maletero de su coche.

—Me gusta mucho esta casa...

—Y a mí, cielo. Pero no puede ser.

La joven acompañó a su padre hasta el jardín y le ayudó a colocar todas sus pertenencias.

—No entiendo por qué tiene que venir el pesado de tu amigo. Podríamos haber llamado a mi tío Taehyung si querías que nos echara una mano.

—No hables así de Jimin, yo no me meto con el macarra de tu novio. Además, tu tío está trabajando y por eso no puede venir.

—¿Y qué? Tampoco necesitamos que nos ayuden.

—Se ha ofrecido él, Yoonie. Un poco de ayuda no nos vendrá mal.

—Siempre tan correcto y tan insoportable. Cada día me cae peor —la chica puso los ojos en blanco.

—Shhh... —Namjoon siseó—. Calla, que por ahí viene.

Jimin apareció a lo lejos y les saludó con la mano.

—¡Hola, Hyung! —Jimin le dio un abrazo a su amigo—. ¿Cómo lo lleváis?

—Bien, bien. Ya nos queda poco.

—Hola, Yoonie —el chico se acercó para saludarla, pero ella salió de allí rápidamente.

—Está estresada con la mudanza —Namjoon miró a su hija a lo lejos—. No se lo tomes en cuenta.

—Sí, supongo.

Jimin le ayudó a transportar algunas cajas que quedaban y entre los dos terminaron de guardarlo todo en muy poco tiempo. Al cabo de unos minutos Yoonie volvió con una maleta y los tres se metieron en el coche.

Durante el trayecto la joven estaba distraída con su teléfono en el asiento trasero y no parecía importarle mucho la conversación que tenían su padre y ese hombre que le caía tan mal.

Media hora más tarde llegaron a su destino, Namjoon había alquilado un piso en un edificio tranquilo de la ciudad, cerca del museo en el que trabajaba. Apagó el motor y los tres salieron de allí recogiendo tantas bolsas y cajas como era posible. Subieron hasta su planta y empezaron a desembalar todas esas cosas que necesitaban y que eran esenciales para pasar la primera noche allí.

Aunque tardaron poco más de dos horas en dejar la casa decente, era de noche y ya se acercaba la hora de cenar.

—Yoonie, ¿qué te apetece que pidamos de comer?

—He quedado con Jungkook. Me quedo a dormir en su casa.

—¿Cómo? ¿Me vas a dejar solo la primera noche?

—Lo siento, papá —Yoonie cogió su bolso y su abrigo—. Le prometí que nos veríamos esta noche.

—Déjala, Hyung. Ha sido un día duro y necesita relajarse —Jimin intentó convencer a su amigo.

—Está bien, pero ten cuidado, ¿vale?

—Sí, como siempre —Yoonie le dio un beso en la mejilla y desapareció por la puerta.

—Es normal que prefiera estar con su novio, Hyung. Tiene dieciséis años.

Namjoon giró la cabeza y suspiró.

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