Capítulo 3: Confusión

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Desde hacía varias semanas Namjoon estaba raro. Yoonie lo había notado y estaba convencida de que a su padre le pasaba algo. Namjoon había vuelto de trabajar y como de costumbre estaba en su dormitorio cambiándose de ropa. La joven esperó en su habitación y dio un par de vueltas pensando a esa velocidad desenfrenada, estaba preocupada por él. Sabía que su padre tenía muchas deudas, ¿y si se había metido en algo turbio?

Después de unos cuantos minutos salió de allí y se acercó a su puerta. Metió la cabeza y vio que estaba tumbado en la cama leyendo un libro.

—¿Puedo pasar?

Namjoon la observó a través de sus gafas.

—Claro, cielo. Ven, entra —Namjoon dejó el libro sobre la mesita y se sentó en la cama.

Yoonie le imitó y se acomodó a su lado.

—Dime, ¿necesitas alguna cosa?

—No, nada. Sólo quería hablar contigo.

Namjoon sonrió con calidez.

—Claro, hija. Te escucho.

Yoonie se tocó el brazo y empezó a hablar.

—Hace unos días que te noto algo raro, como distante. No sé, quizás sea cosa mía, pero estoy preocupada por ti.

—Oh, Yoonie...

—Sé que desde que murió mamá las cosas ya no son como antes, pero aun así siento que te ocurre algo.

—Cariño —Namjoon estiró el brazo y le acarició la mejilla—. Estoy bien, de verdad. Últimamente ando un poco agobiado en el museo, han habido algunos cambios y se me hace difícil acostumbrarme.

Yoonie asintió con la cabeza.

—No te preocupes por mí, por favor. Estoy bien, ¿vale?

La pequeña afirmó y se abrazó a su cuerpo con fuerza.

—Te quiero mucho, papá —dijo contra su pecho.

La verdad era que Yoonie le quería muchísimo. Su padre era un hombre bueno y generoso y ella no se lo demostraba como merecía. No era cariñosa con él y eso le dolía bastante.

—Mi vida... —Namjoon la arropó y la meció con sus brazos. Le dio un besito en el pelo y le recordó a cuando era solo una niña.

Se sentía mal por mentirle, por no decirle lo que realmente le perturbaba. Creía que si le contaba la verdad, se enfadaría y se alejaría de él. A su hija no le gustaba Jimin y si descubría lo que estaba pasando entre los dos temía que su relación se distanciara aún más.

Se separó con lágrimas en los ojos y no pudo evitar emocionarse.

—¿Y ahora por qué lloras?

Namjoon sonrió con tristeza.

—Hacía mucho tiempo que no me dabas un abrazo.

La joven le miró confundida.

—¿Ves como estás raro?

Namjoon cogió sus manos y las acarició con ternura.

—No me pasa nada. Solo estoy cansado, nada más —le besó los nudillos—. No quiero que estés triste por mi culpa, ¿me lo prometes?

—Vale, está bien.

—Te quiero, Yoonie. Sabes que eres mi vida.

La joven le sonrió y le dio un beso en la mejilla. Salió de allí algo más calmada, pero en su interior había algo que le decía que su padre no había sido completamente sincero con ella. Atravesó el pasillo y volvió a su habitación.

Algo se le escapaba de las manos y ella no dudaría en encontrarlo.

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