Capítulo 88

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Mientras íbamos camino de la escalera yo rodeé el cuello de Derek estrechamente con mis brazos, hundiendo mi nariz en él para poder aspirar su aroma directamente de la fuente. Al hacerlo, Derek me apretó significativamente entre sus brazos. 

-No hagas eso-me avisó. 

-¿El qué? ¿Olerte?-me sorprendí al verlo asentir con énfasis-. Pero si tú lo haces a todas horas. 

-Porque tu olor es exquisito-explicó. 

-El tuyo no se queda atrás-rebatí. Volví a acercarme a su cuello y en esta ocasión no me quedé solo oliendo, sino que saqué sin timidez alguna la lengua de su cárcel tras mis labios y recorrí con ella todo el lateral, desde su omóplato hasta el lóbulo de su oreja. Una agitación me recorrió de arriba a abajo el cuerpo proveniente de la excitación que acababa de experimentar Derek por mi acción, la cual solo acicateó la mía propia. Sonreí traviesamente. Su reacción indicaba a gritos que no había dejado de ponerlo cachondo tras lo que había pasado. Perfecto. 

Me apreté contra su cuerpo, disfrutando de la sensación de sus manos clavándose en mi piel. Había echado tantísimo de menos esto... Una brisa me movió el pelo y cuando levanté la vista verifiqué que ya estábamos de nuevo en mi habitación, nuestro refugio temporal. Pasa ser el primer día que salía después de haber sufrido una nueva tortura a manos de Adam no estaba nada mal. Ahora llegaba mi recompensa por haber tenido un primer día tan productivo. Sujeté la cara de Derek entre mis manos y lo hice mirarme a los ojos. Un click suave me alertó que la puerta a nuestra espalda estaba cerrada. Estábamos solos. 

Él me bajó con suavidad y lentitud de sus brazos y no dejó de sostenerme entre sus manos hasta que no me asenté con completa seguridad sobre el suelo. Podía ver el deseo chispeando en sus ojos, lanzando destellos rojizos, haciéndome saber que no solo era el humano el que quería estar conmigo, sino también el Alpha. Vi el hambre en su mirada, pero cuando estaba preparado para abalanzarse sobre su presa le puse las manos en el pecho. 

-Yo... Yo no sé si podré llegar hasta el final...-susurré, acercándome sutilmente a él y dejando que la distancia entre nuestros labios fuera apenas más grande que la de un débil suspiro. Derek tragó saliva con descaro al tiempo que dejaba ver sus crecidos colmillos de lobo. 

-No te voy a obligar a nada, Dana. Te lo juro-solté una risita al escuchar su tono de solemnidad. 

-Eso ya lo sé, tonto. Confío plenamente en ti. Solo te estoy pidiendo que me dejes a mí marcar el ritmo, ¿vale?-él asintió como un robot al tiempo que comenzaba a caminar hacia atrás guiado por mis manos. Cuando chocamos contra la cama le di un ligero empujón que consiguió que se sentara. Yo me metí entre sus rodillas y acaricié su varonil y marcada mandíbula, la cual estaba actualmente cubierta por una barba de unos cuantos días. Ahora que él se encontraba sentado estábamos casi a la misma altura, y esa manifiesta diferencia de altura me pareció no solo divertida, sino también tremendamente sexy. Bajé las manos hasta el filo de su camiseta y se la subí, haciendo que levantara los brazos para podérsela quitar. La tiré a algún lado de la habitación, pero no podía importarme menos dónde había caído cuando vi ese torso trabajado que me hacía la boca agua y a la misma vez me secaba la garganta. 

Pasé mis manos por sus marcados abdominales sin resistirme a usar mis uñas y dejar algunas sutiles marcas en su camino que no durarían ni unos cuantos minutos antes de cerrarse completamente. Las subí por su pecho, deleitándome en el errático latido de su corazón, el cual seguramente era completamente gemelo al mío propio. Al llegar a su nuca introduje mis dedos entre su pelo, enredándolos y sujetando su cabeza. Me acerqué con lentitud a su boca. Mi intención era ir suave en todo momento para no asustarme a mí misma y que al final no llegara a pasar nada, pero la contención había sido demasiada y durante demasiado tiempo. La hora de las sutilezas y la suavidad había quedado muy olvidada. Desde el instante en el que nuestros labios se tocaron, noté como nuestros respectivos torrentes sanguíneos pasaban a convertirse en fuego puro. 

No tardé ni un solo instante en acariciar sus labios con mi lengua para acicatearlo para que él mismo la abriera. En el momento en el que nuestras lenguas se tocaron todo lo demás desapareció de mi mente. Solo quería a este hombre, en esta habitación, aquí y ahora. Me abrí camino hasta su boca, invadiéndolo con mi lengua al tiempo que me montaba a horcajadas sobre sus caderas. Le puse las manos en los hombros para instarlo a echarse sobre la cama. Al tenerlo así, casi como si fuera una ofrenda para mi personal disfrute, me dieron ganas de martirizarlo un poco. Aprovecharía que él me había hecho la promesa de que dejaría que el ritmo lo marcara yo para hacerlo sufrir un poco. 

Me quité la camiseta y el sujetador, mandándolos a volar antes de inclinarme sobre el pecho de Derek y morder con un poco de fuerza su pezón. Eso sacó un vivificante quejido por parte del lobo, que dio paso a un gemido cuando saqué la lengua y lo humedecí con ella. Fui bajando por su torso, mareándolos entre mordiscos y lamidas hasta que llegué al duro bulto de su entrepierna. Alcé la vista y vi cómo los ojos de Derek eran una completa mezcla de rojo y verde, brillando como nunca antes, los cuales me observaban como si estuviera en modo predador, sin perder la vista ni uno solo de mis movimientos. Mientras mantenía mi mirada fija en la suya sonreí antes de darle un ligero mordisco a su miembro a través de la tela de sus pantalones. Evidentemente él no se esperaba que hiciera eso. Lo sorprendió tanto que sacudió sus caderas de manera descontrolada contra mí. Pero su martirio no había terminado ahí. 

Llevé mi mano hasta mi coleta alta y me quité la gomilla. Al momento una barrera de pelo se instaló ante mí, tapando mis acciones de los activos y cotillas ojos de Derek. Aprovechando eso, decidí bajar sus pantalones y calzoncillos, dejando en libertad su pene, el cual estaba más grande de lo que recordaba de las veces anteriores. ¿Es que se había hinchado como lo hizo dentro de mí, solo que en esta ocasión, fuera? Para ser sincera, me daba igual el tamaño que tuviera. Aunque me costara toda la noche, esa polla acabaría dentro de mí. La agarré con firmeza por la base y paseé mi lengua por todo su tallo hasta llegar a la punta, pero antes de llegar, de pronto una mano apareció en mi visión, sujetándome del cuello y tirando de mí hacia arriba. 

Lo siguiente que supe es que estaba boca arriba en la cama, totalmente desnuda, con Derek sobre mí, entre mis piernas abiertas y sujetándose sobre sus fuertes brazos, con su pene acariciando mi entrada, pero sin llegar a entrar. Y no era porque no pudiera hacerlo, ya que no tenía el más mínimo impedimento para hacerlo, sino porque no quería llevarlo a cabo sin mi consentimiento explícito. Podía sentir la lucha en su interior. Apretaba los dientes mientras soportaba el suplicio de tenerme así y no podía hacer lo que tanto deseaba. El sufrimiento se reflejaba en sus ojos, pero eso no duraría mucho tiempo más. Llevé mis manos entre mis piernas hasta sujetar su dura longitud y lo introduje poco a poco en mí, soltando un jadeo por la impresión de ser llenada por ese tamaño. 

Mi otra mano viajó libre por su cuerpo aterrizando en su dura nalga de acero, donde permaneció, instándolo a seguir penetrándome centímetro a centímetro hasta que al fin sus caderas y las mías se encajaron completamente, sin dejar el más mínimo resquicio de espacio entre ellas. Yo solo podía respirar mediante ligeros jadeos, que no me daban el are que realmente necesitaba para sobrevivir a esto. Ambos estábamos paralizados, casi temerosos de llegar a movernos aunque fuera solo un milímetro. Lo agarré de la nuca y lo obligué a bajar la cabeza hasta que nuestras frentes entraron en contacto. 

-Tú y yo. Toda la noche. ¿Te apuntas al plan?-le murmuré. La única respuesta que recibí de él fue un gruñido más animal que humano y una estacada que me sacó un gemido gritado de la garganta. 


De nuevo no he podido publicar en el día que siempre lo he hecho, razón por la que pido perdón. La verdad es que estas últimas semanas han sido muy malas. Tanto, de hecho, que el viernes enterramos a un familiar. Están siendo dos años muy duros a nivel personal, y aunque intento dar todo de mí en mis historias, no es fácil. Solo espero que os estén gustando, sea cual sea la que estéis leyendo de mi perfil. Cuidaos mucho.

Mi Mate. Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora