Capitulo 22: Nadie Deja De Ser Sospechoso

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El camino de vuelta a la ciudad no había sido para nada tranquilo ni reconfortante. Heaven no dejaba de morderse las uñas y rogar por lo bajo que su hermana estuviese bien. No había contestado cuando le marcó más de sesenta y cinco veces y tampoco ninguno de sus vecinos. Era como si la tierra se los hubiese tragado.

El rostro se le iluminó de inmediato cuando se acercaron al portón de la residencia donde vivían, pero su preocupación creció cuando vio más de cinco patrullas de policía y varias ambulancias frente a su casa.

-Deténganse... ¡alto! -pidió varias veces golpeando el asiento del conductor, hasta que la madre de Saia se detuvo sin cuidado. Todos bajaron-. ¿¡Donde está!? ¿¡Naia!?

El grupo de vecinos chismosos no la dejaban ver lo que ocurría en frente de sus narices, pero ellos sí podían ver lo que pasaba y la miraban a ella, negando con la cabeza. Sabían mejor que nadie qué era lo que había ocurrido en esa residencia que muchos tachaban como tranquila. Un oficial de policía se interpuso en su camino antes de que pudiera cruzar las cintas amarillas, ella maldijo en voz alta.

-Solo personal autorizado puede pasar, señorita. Acaba de haber un asesinato en este lugar y...

-¡Me importa una mierda! Es mi casa y los que estaban allí eran mis familiares, si usted no me deja entrar lo haré por la fuerza.

El oficial de nombre Derek, como decía en su etiqueta, la observó unos momentos, dudando de la veracidad de sus palabras, pero la dejó pasar. Heaven corrió esquivando las cintas y a médicos que transportaban los cuerpos irreconocibles de sus familiares.

-Si usted es la familiar de los que aquí habitaban, debo de decirle que la casa se encuentra en un estado deplorable y que posiblemente no le guste lo que vaya a ver...

A ella no le importó. Entró sin importarle lo que fuese a ver. Ya había visto viseras y sangre años atrás, no era algo que no pudiese soportar.

-¡Dónde está? ¡Donde está ella? -se cuestionaba internamente mientras rebuscaba en la sala de la casa. No lograba ver nada más allá de sangre y órganos triturados por sobre las paredes y suelo. Era una escena completa de terror.

Eso la estremeció. Siguió corriendo entre los pasillos hasta que otro oficial se le interpuso.

-No puede pasar. Estamos interrogando a los únicos dos sobrevivientes -un policía alto, blanco y de mirada severa la detuvo.

-Ella es... ¿qué es usted de las víctimas? -quiso saber Derek.

-¿Cómo se supone que lo sepa si no sé cuál de mis familiares es el que aun respira? -se quejó, empujando con toda su fuerza y rabia al policía de mala cara.

Este le gritó hacia donde debía de dirigirse y así lo hizo. Allí afuera, sentada con los pies dentro de la piscina se encontraba Naia, meciéndose de un lado a otro mientras una oficial de policía le hablaba.

El Bosque De Las Almas Perdidas ©️Where stories live. Discover now