━━ 15. friends will be friends

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◖𓈈﹗ ﹙ capitulo quince﹚
❛ ▬▬ LOS AMIGOS SERÁN AMIGOS. . . ❜

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                   Reconocía en el reflejo del espejo a una mujer escondida en la pena, soportando el dolor con sustancias que lo transformaban en placer. Estaba a una hora de encontrarse en una cafetería para hablar de lo que había pasado. Judas le había traído un conjunto en un solo color blanco, priorizando el recuerdo de una pollera de tablas y un largo y holgado sweater que cubría sus brazos y la notoria delgadez de la que Dean se preocupaba. Si, había perdido peso por culpa de las drogas, era verdad. No tenía la intención de retomar su periodo anoréxico —jamás mancharía así la muerte de su mejor amiga—; el apetito se le había ido por los primeros meses, pero eso no significaba que estaba negada a comer y, tampoco, que dejaría las drogas, el mejor consuelo que tenía. Lilith sacó de una bolsa un recién comprado corrector de ojeras. Siempre había tenido un problema con ellas, eran marcadas, de morado oscuro y abarcaban gran parte de su rostro. Pintó sus labios con un brillo carmesí y no se olvidó de darle color a sus mejillas. Antes de que Judas la llevara a Salem, hizo sus ojos más despiertos al agregarle máscara de pestañas. Se veía bonita, cuidada y no como si no hubiese dormido hace una semana.

      —¿Estás lista? —La pregunta de Judas la hizo consciente del tiempo que por fin llegaba. Las manos le sudaban temblando por encender un cigarrillo.

      —Si —afirmó mirándose por última vez al espejo. Si, su aspecto la convencía. Mejoraba su estado, ocultando el cansancio y las huellas de las drogas. No quería mostrarse mal enfrente de Sam. No sabía por qué la molestaba que pensara que estaba destruida, nadando en basura, que era una niña perdida.

      La teletransportó afuera de la cafetería. Salem celebraba el Halloween con esmero, su cumpleaños estaba cerca. Un segundo cumpleaños sin mamá, planeaba hacer lo mismo de dos cumpleaños atrás. Tomar una poción que la desmayaría por veinticuatro horas. El anaranjado de las calabazas, posadas en la entrada de las casas, en las esquinas más transitadas asustando a los habitantes con terroríficos rostros de dientes afilados. Los comercios exhibían sus postres en temporada de Halloween, con galletas con formas de fantasmas, pasteles de cerebro de zombie y unas cómicas pizzas de cráneo. Salem despertó el turismo, había hordas de personas disfrutando de las atracciones, de las leyendas y las brujas. Le pareció irrealista que disfrutaran del terror, de los monstruos como si no existieran, para ellos no lo hacían y eso era lo más divertido de todo.

      Encendió un cigarrillo y miró su celular. No tenía mensajes y todavía faltaba media hora. Se recargó contra la pared y pensó en lo que diría: podría ser sincera, quería serlo. Contarle sobre su aventura con Lilith —aunque Sam la quería matar—, de la prehistoria y de los arcángeles. Sam fue muy devoto a la fe cristiana. Rezaba con frecuencia y se tomaba en serio los ritos. Que decepción se llevaría. Tenía un presentimiento de prosperidad acerca del encuentro, el primer paso que Sam había dado tenía que significar algo bueno. Su planteamiento se alejaba de las discusiones en las que sus palabras escapaban sin reparo y la droga cambiaba su actitud. Eran las dos de la tarde, llevaba todo el día sin haberse metido drogas, solo se la había pasado fumando.

LIKE A PRAYER│DEAN WINCHESTERWhere stories live. Discover now