Diez mil años en el futuro, jinetes exploradores deben viajar al pasado a buscar recursos de energía para sus motores que les permiten mantener su civilización estable.
La orden que se le es dada es viajar al pasado, 3700 años después de que la tie...
Los ocultos intrusos de la zona del campamento de la piloto, la observan arreglar mientras escuchan aquello que según Senkū había explicado, es un tipo de música más moderna, se podría decir que eran recuperados de los satélites que cada cierto tiempo enviaban al espacio con videos, músicas y demás cosas con la esperanza de hallar vida extraterrestre.
Y al parecer los mismo humanos fueron los que volvieron a recuperarlos.
Senkū, ocultándose nuevamente comenzó a pensar, acercarse parecía una tarea bastante fácil, no parecía nada complicado aunque bueno, no puede confiar tan rápido, esa chica misteriosa no parece ingenua. Mirando a los lados, observó hacia la derecha a unos 50°, notando que en el techo de la formación natural hay una roca a punto de caer, solo necesita un pequeño toque para que haga escándalo. Mirando el suelo, tomó entre sus manos una pequeña piedra, tocó el hombro de Kohaku y diciéndole en susurros su plan, apuntó hacia la roca que debe acertar.
La rubia en un principio no entendió pero aceptó obedecer la orden. Acomodándose en su lugar, respiró hondo y con todas sus fuerzas lanzó la piedra, dándole de lleno a la más grande en el "techo". Rápidamente se ocultó al igual que los demás, viendo como su objetivo se empieza a mover con intenciones de caer.
-Senkū, dime algo... ¿para qué acabas de hacer eso?.
-Quiero saber si podemos acercarnos a ella. -mira fijamente a la bicolor que repara su nave- parece muy sencillo... Oh, allí va.
La roca se desprendió, comenzando a caer con pesadez hacia el suelo, los cuatro pares de ojos se posicionaron en aquello, pero un sonido metálico les llamó la atención. Posando sus miradas en la nave, una compuerta en uno de los estabilizadores se abrió, dejando ver una cúpula más pequeña con dos cañones, los cuales al apuntar bien, comenzaron a disparar balas de luz, destruyendo la roca hasta hacerlas pequeñas, ni siquiera tocó el suelo.
Los cuatro estaban en blanco, en especial Gen, quien tenía la tarea de acercarse a ella para entablar una conversación que la distraiga. Colocando su mano en el hombro de Senkū, este al girar el rostro, notó enseguida la pálida de Asagiri, además de un tic nervioso en el ojo derecho.
-¿Así piensas que me acerque?!, esa cosa va matarme!. -da un pequeño gritillo-
-Tenemos una oportunidad para hacer esto, Gen. -Kohaku se acerca- Tu puedes hacerlo, sabemos que sí.
Tragando duro, el chico de cabello negro y blanco bajó la mirada por unos segundos para después ponerse de pie, saliendo de su escondite para comenzar a acercarse a la zona donde se está la chica. No estaba seguro, estaba nervioso y temeroso, no podía dejar de mirar los cañones que siguen fuera, esperando a captar algún otro movimiento brusco para poder disparar, es peor que cuando Tsukasa lo interrogó.
Molly, quien terminaba de arreglar el mecanismo, cerró la compuerta y observó hacia un lado, milagrosamente hacia el otro costado, haciendo que aún no sea visto el muchacho. Gen, respirando hondo, se detuvo a unos tres o cuatro metros de distancia de la nave, observando a la chica mover la cabeza al son de la música, es ahora o nunca.
-¡H-Hola!.
Space giró rápidamente el rostro, tomando entre sus manos una llave inglesa como arma mientras que aquellos cañones que tanto lo asustan, se mueven para apuntarlo a él.
Siente que su alma abandona su cuerpo.
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