Seungmin entró por la puerta de su casa, cerrándola detras de sí. Llevó sus manos a su cabello sudoroso por caminar demasiado, largó un suspiro, escondiendo sus ganas de llorar.
Un sonriente Chan apareció en la entrada pero su sonrisa se desvaneció al ver los ojitos rojos de su novio. Se acercó a él y lo tomó de la cintura, dejándole un beso en su mejilla.
—¿Todo bien, Minnie? —preguntó con algo de preocupación.
El nombrado lo miró fijo a los orbes cafés del mayor. Quería seguir el consejo de Jisung, ya que era lo mejor, pero las palabras no salían de su boca.
—Te esperé hoy, en el bar. Sé que no me habías dicho que irías pero igual lo hice —sonrió—. ¿En dónde estuviste? ¿por qué tus ojitos están así de irritados? —frunció su ceño.
—Estuve con Jisung y Minho. Vimos una película triste, sabes lo llorón que soy...
—Mmmh... ¿te parece sí vemos una nosotros?, tengo el día libre.
—¿Qué hiciste hoy en el bar? —preguntó de la nada, ganándose una mirada confusa de parte de su novio.
—Atendí en la caja, canté un par de canciones y para la final de la jornada, Changbin y Félix aparecieron para cenar —pensó otro poco más, pero no había nada más por decir—. Sí, eso es todo.
En sus palabras no mencionaba una chica con el cabello naranja. Nada, ni siquiera que comenzaron a hablar o que... su novio le paso el pulgar por el labio, mientras que la misma chica le daba una mirada lasciva.
Le estaba mintiendo, ¿por qué?
—Vamos a ver una que recientemente salió, al parecer se trata de las mentiras en la pareja. Jisung me la recomendó —espetó el menor, ganandose una mirada repleta de confusión—. Di-Dijo que era buena... —trató de sonar lo más tranquilo posible.
—De acuerdo. Iré a hacer las palomitas, tú búscala —Chan bajó sus ojos hasta los labios contrarios, sintiendo el deseo de saborearlos al menos unos segundos—. ¿Me das un beso?
Sin saber qué hacer, ya que negarle eso, haría básicamente cavar un hoyo en donde no quería, así que, Seungmin llevó sus manos hacía el cuello del mayor y lo atrajo, pegando sus labios para darle un beso dulce, derritiéndose ante él.
Como siempre lo hacía ante cada mínimo toque. No sabía como Chan había logrado aquello.
Quizá estaba arrepentido.
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Otro día caluroso se sumaba a la lista de "los días en el infierno" de Jisung. No podía dar ni un paso que ya estaba quitando el rastro de sudor en su frente, y eso lo fastidiaba, mucho más porque recientemente se había duchado. Quería arrancarse el pantalón y esa camisa que llevaba, no iría a trabajar, pero sí iría al médico, junto a Minho que estaba igual que él o incluso peor.
