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Su corazón palpitaba con desespero. Su garganta comenzó a secarse, siendo insuficiente el pequeño vaso que tenía con agua para saciar su sed. La vista comenzó a fallarle y el dolor de cabeza se hizo presente; la voz de la señora le aturdía, a tal punto que le perforaba los tímpanos.

¿Por qué estaba reaccionando así? Sentía inmensas ganas de abrazar a Jisung, de preguntar si él estaba sintiendo lo mismo. Desvío los ojos y los dejó en la mirada inexpresiva de su esposo, entonces comprendió que sí, que estaba sintiendo lo mismo que él.

Miedo.

Todas las palabras que salían de su boca eran mentira. Estaba más que claro. Mentía para poder ganar el juicio... solo esperaba que las pruebas que tenía sean suficientes para poder meterlos en la cárcel.

Todos sus pensamientos fueron borrados cuando Soyeon se lavantó del asiento, con un archivo en sus manos y con los ojos puestos sobre la demandante: era su turno de interrogar. Minho largó un suspiro, asustado. Miró hacia el costado, viendo como Jisung se acomodaba en la silla, no dudó en tomar su mano e inmediatamente sintió como si todo estuviera seguro, ¿cómo diablos podía hacer eso?

—Buen día —saludo cortésmente, dándole el archivo a la juez—. Soy Soyeon, representante de la familia Han-Lee. Bien, cuando tuvimos la primera charla, pensando en que podiamos llegar a un acuerdo, usted había dicho que al niño se lo llevaron de su casa... de hecho, su primera declaración dice eso, pero abruptamente lo cambió, diciendo que le habían arrebatado al niño mientras estaban llegando a casa, ¿por qué esa incongruencia en el relato?

La señora se corrió el mechón de cabello que caía por sus ojos, inhaló aire, tratando de aclarar las palabras que iba a decir para no equivocarse. La juez se giró para ver a la demandante contestar, pero como vió que no hacía nada, la apuró.

—Estaba en shock —confesó, cuando la voz de la señora juez inundó la sala—. Cuando los policias llegaron a casa, yo no pude declarar ahí, fueron dias después en donde las imágenes no eran tan claras, por eso la confusión. Luego de calmarme y aclarar todo lo sucedido, llamé inmediatamente a la policía para contar lo que en verdad pasó.

—En la hoja número uno, podemos ver el registro de llamadas, éstas indican la fecha y hora, que curiosamente son un par de semanas después de que el niño fuese descubierto por la pareja y llevado rápidamente a la policía. Dos semanas después, específicamente, ¿el susto duró mucho, no es así? —preguntó con una sonrisa, sabiendo lo que diría el representante la mujer.

—Objeción, argumentativo —declaró el otro el abogado de la demandante.

—Retiro lo último. ¿Por qué tardo dos semanas?

—Secuestraron a mi hijo, ¿qué más quería que hiciera? Estuve esperando a que llamen, por un rescate o algo. Daría todo mi dinero por mi hijo.

Soyeon se quedó de pie cerca suyo, la miró. Necesitaba observarla de cerca, era como si podia oler todas sus mentiras. Alzó las cejas, pensando en una pregunta, hasta que una duda se le instaló en la cabeza.

—Hay algo que todavia no me queda claro... ¿por qué los ladrones se robarían un niño y no un auto? O un celular, reloj, que por lo que estoy viendo, tiene uno de última generación.

—Irrelevante —hablo el otro abogado.

La señora juez ignoró aquello y dejó que Soyeon prosiga con la espera de una respuesta clara.

—No lo sé, ¿morbo? —Kim Dason frunció el entrecejo, pensando en que la abogada no sabía cómo hacer las preguntas, pero bueno, eso le jugaba a favor.

—¿Qué clase de morbo es secuestrar a un niño y luego dejarlo como si nada? Hablamos de ladrones, además, su estatus económico no es muy bueno que digamos. En la hoja dos, podemos ver los recibos de sueldo de cada uno. Los dos ganan una cantidad de dinero mínima, que solo sumando el total, pueden llegar a tocar el monto de la canasta básica. Más abajo, se puede observar como todavia hay cuotas del automóvil, celular y reloj sin pagar. Es decir, ¿qué dinero podría dar, si aún sigue endeudada con más de diez cuotas que sobrepasa su salario?

Dasom se removió en su silla. Agachó la cabeza, esperando que alguna respuesta se le viniera a la mente, pero no fue asi.

—Voy a preguntar una vez más, ¿sabía que estaba endeudada?

—Sí. Empece a buscar otros métodos para poder pagarlo...

—¿Eso significa tratar de deshacerse de su bebé para tener un poco más de ahorro?

—Objeción, especulativa.

—A lugar —dijo la juez y vió como Dasom seguía nerviosa.

—No. Traté de buscar empleo.

—¿Encontró? —Soyeon la miró, sintiendo que ya la había puesto bastante nerviosa.

—No.

—Señora juez, nos dirigimos ahora a la hoja cinco, en donde hay una foto de un video de vigilancia, el mismo será puesto en la pantalla grande. Se ve claramente como Kim Dasom le entrega algo sospechosamente a un chico, que claramente parece ser de menor de edad. La foto de abajo, es de otro video, en donde el mismo chico parece colocarse algo en la mano y luego inhalar. No pudimos contactar con el chico, pero sabemos claramente que eso es alguna droga. Como la señorita Kim no pudo encontrar trabajo, se dedicó a hacer el mismo trabajo que su esposo, vender drogas.

—Objeción.

—Entrará al archivo judicial, menos lo último dicho —sentenció la juez—. Ésto es todo por hoy, seguiremos mañana. Haremos una parte más de ésta interrogativa y luego se citará a Kang Daesung, mientras tanto, el niño se quedará con servicios infantiles.

El ruido del martillo lo aturdió. El corazón de Minho cayó, al igual que todas sus esperanzas.

 El corazón de Minho cayó, al igual que todas sus esperanzas

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━ 𝑬́𝒔𝒆 𝒃𝒆𝒃𝒆́ 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 ² ᯽ 𝑯𝒂𝒏𝑲𝒏𝒐𝒘Where stories live. Discover now