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Unos toques en la puerta se escucharon, unos fuertes y desesperados. Jisung, con su ceño fruncido y extrañado, se levantó del sofá, seguido de Minho, quien prácticamente estaba escondido detrás de su espalda, un poco asustado.

Todo relacionado a servicios infantiles, la policía o los propios padres queriendo llevarse a Jeno, le consumieron la cabeza y su nerviosismo comenzó a subir. El que claramente fue disipado y en su lugar un alivio inundó su cuerpo al ver al dueño de los golpes: Bang Chan.

—¿Estás loco o qué? Por momentos pensé que era el FBI —espetó Jisung, siendo tomado de la mano por su esposo.

—Lo siento, yo... yo no medí mi fuerza —mantenía su cabeza gacha, nervioso ante su actitud delante de sus menores—. ¿Seungmin está aquí? Diganme que sí, lo he buscado por todas partes. No responde mis llamadas ni mis mensajes, no lo encuentro, Jisung...

Sus ojos derramaron lágrimas. No sabía por qué, pero aquella escena le recordó como buscaba con necesidad a Minho, desesperado por saber como estaba.

Y en lo absoluto no le importaba si lo odiaba más que a nadie, solo necesitaba verlo.

Borró aquellos pensamientos y vió sus manos unidas, y luego a los ojos de Minho, quien con un leve asentimiento, como si leyera su mente, terminó por decidir su siguiente acción: lo dejó pasar a la habitación de ellos, donde Seungmin yacía cuidando al bebé que estaba profundamente dormido.

Su lado chusma no pudo irse, por lo que pegó su oreja a la madera fría para escuchar. Recibió un pellizco en el pezón por parte de su esposo, pero él también estaba de la misma forma.

Chan se acercó al cuerpo de su novio, pero este enseguida retrocedió. Miró al niño, el cual estaba descansando en su cuna y luego conectó sus ojos con los del pelinegro.

—Déjame solo, no quiero verte —susurró, limpiando sus lágrimas.

—Deja que te explique, por favor. Es literalmente una perspectiva equivocada...

—¿Perspectiva equivocada? ¿Me estás jodiendo? Vi como la besabas.

—No, Minnie. Lo que viste tiene una explicación. Una muy buena de hecho... —rasco su nuca, indeciso si decirle todo o no.

—¿Muy buena? No me digas... ¿Tenía una mancha y tú decidiste limpiársela con la boca? —aumentó su tono de voz, por lo que decidió abrir la puerta de la habitación.

El par de esposos se irguieron enseguida. Jisung agarró un jarrón que estaba sobre una mesita y comenzó a limparlo con sus manos, mientras que Minho fingia mirar la hora en su reloj.

—Seungmin, para —dijo, al verlo recoger su mochila, decidido a irse—. Para, por favor —lo detuvo tomando sus brazos pero el de cabellos violetas lo alejó.

—Dime algo bueno, Bang. Porque he aguantado muchas cosas mientras iba a tu trabajo. Dime algo bueno, porque aunque quiera quedarme contigo, sé donde no soy querido.

Seungmin lo miró expectante, esperando las palabras, pero la boca de Chan no se movía. Amagó con darse la vuelta, pero el mayor lo detuvo.

—Te amo más que a nada en mi vida, y eso lo sabes. Te esperé por más de tres años, ¿cómo crees que dejaré que termine? Tal vez esta idea se me fue de las manos y quizá fue muy estúpida, pero te juro que detrás de todo hay una razón.

—Dime cuál es, Channie. Dime —pidió mientras su vista se nublaba por las lágrimas.

—El taller que hay en la cafeteria, tenía que actuar en una obra para unos niños. Una obra de amor entre una mujer y un hombre. Pero lo que tenía en mente era distinto era... era mágico. Hasta que te vi en la puerta llorando. Mierda Seungmin, todo sería tan distinto en esa obra que...

━ 𝑬́𝒔𝒆 𝒃𝒆𝒃𝒆́ 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 ² ᯽ 𝑯𝒂𝒏𝑲𝒏𝒐𝒘Where stories live. Discover now