Capítulo 17. Marcas

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Aclaraciones:
•DIÁLOGOS: —Sett. // "Aphelios" // "Alune" // 
Cursiva sin comillas: del texto general; pensamiento o énfasis.

•Sett no puede oír lo que "dice" Aphelios. 

-.-

—¿Has dormido bien?

Ambos frenan el paso. Aphelios controla un estremecimiento involuntario y observa a Settrigh, fingiendo extrañez.

—Últimamente —añade—. Arrastras los pies, y traes ojeras enormes —explicita—. Es normal verte con esa cara neutral todo el tiempo, pero esta vez te noto cansado en serio.

El lunari asiente con la cabeza. Retoma su caminata y miente. —: He dormido. Solo es agotamiento mental.

—Ya veo... —el joniano trota para volver a situarse a su lado. No se percata de que su compañero quiere dejar el tema, así que prosigue—: Lógico. Los últimos días han sido algo densos como para digerirlos con calma ahora, ¿no? Jamás te había visto tan alterado como en la Ceremonia, Chico Luna —ríe, codeándolo.

El aludido nuevamente asiente; le da la razón, aunque no la tenga. Su fatiga proviene más bien después de dicha conmemoración... con el Triunvirato de Santos y las sofocantes pesadillas pisándole los talones. La Luna, fiel oyente de los suyos, fue la única que escuchó sus súplicas y confesiones horas atrás, cuando intentaba eximirse de las cosas que había hecho para salvaguardar al vastaya extranjero y su propia posición como Santo Protector. Mentiras, muchas mentiras.

Esperaba que la situación no se le resbalase por entre los dedos un día. En las noches, lo hacía. Ya era suficiente con el Hombre de Azul como para sumar los auto-reproches por sus actos despreciables; empero, así es ahora. Prefirió soportar el peso de su cuerpo abatido antes que a su subconsciente entre sueños.

Su silencio y ensimismamiento permite a Sett analizarle, escrutando sin pudor la apariencia del lunari. Las bolsas negras bajo los ojitos violetas lo incomodan, porque no importa cuánto quiera esconderlo, son la prueba irrefutable de que "agotamiento mental" trae consigo también esas largas horas de insomnio.

Hay, además, unas vendas sobre sus brazos que no tenía ayer. ¿Un accidente durante el patrullaje? ¿Quizá su estrés derivaba de dicho evento? No es que Aphelios le cuente la historia de su vida todos los días, pero ni siquiera se esfuerza en ocultar los enormes vendajes que le cubren los dos antebrazos. Una herida tan grande... ¿dejaría una marca? Una cosa lleva a la otra y termina contemplando los rasgos del targoniano, sus huellas...

No hay una sola cicatriz en su rostro. Únicamente esas líneas violáceas, pronunciando sus facciones duras (y cansadas, ¿ya mencionó que se ve cansado?), imponentes como su dueño. Cavila mucho en ellas y en el muchacho, sin advertir su propia preocupación amontonándose en un rinconcito de su subconsciente.

Marcas lunares... no cicatrices, solo marcas. Las marcas de Sett sí son cicatrices. Y las cicatrices de Sett procedían de fama, orgullo, poder... ¿pero él?

Sufrimiento. Silencio. Dolor...

No puede evitar pensarlo.

¿Duelen...?

—¿Settrigh? —sale de su ensimismamiento en cuanto el lunari en cuestión lo llama. Le observa confundido desde el marco de la entrada de la cueva—. ¿Estás bien?

El aludido parpadea atontado. —¡Eh...! ¡Claro, claro!

—¿Ya no quieres venir?

—¡No! No, perdón, sí quiero —se apresura a corregir—. Solo... pensaba en un par de cosas, es todo —se sincera. Se adentra a la caverna para no dedicarle más vueltas al tema, seguido de cerca por el tirador.

Noctum y Dyrium (Settphel)Where stories live. Discover now