Capítulo 11: No, no lo soy

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—M-mamá...

Chika, con lentitud comenzó a acercarse a quien se levantaba delante de ella. Las risas de Ariadna a unos metros atrás eran imperceptibles. Lo único que giraba en su cabeza era la mujer que tenía enfrente. Se levantaba imponente y se acercaba a ella con lentitud.

—Y-yo... —las palabras de Chika temblaban, y ya no podía retener las lágrimas—. Te extrañé mucho...

Quiso lanzarse para abrazarla. Lo que recibió de parte de la mujer fue un golpe en el costado de su cuerpo, que la lanzó hacia uno de los árboles que tenía al lado. Su cuerpo se chocó contra el tronco, sintió cómo perdió el aire momentáneamente por aquel suceso.

Levantó su mirada temblorosa, y la vio. Era su madre, Honoka, de pie delante de ella. La misma que vio hace tantos años. Pero ¿Por qué? ¿Por qué le hizo eso? ¿En serio era ella?

—...¿Quién eres?

—Lamento decepcionarte, niña.

—A-ariadna.

Antes de que la chica pidiera ayuda, vio cómo la mujer de cabellos oscuros se posicionó detrás de la atacante. Confundida, lo que escuchó la dejó helada:

—Todo está listo, Cerny. Zeya y Benton van camino a Luna Nova y ya han hecho todos los preparativos.

—Bien —dijo aquella con el cuerpo de Honoka—. Entonces podemos partir.

—¿Cerny?... ¡¿Qué hiciste con mi mamá?!

Ambas se detuvieron en el lugar. Chika se encontraba de pie, con los puños cerrados, con disposición de atacar.

—...La idiota de tu madre ya no está en este mundo, pero al menos me dejó su cuerpo para poder manipular. Ahora, te aconsejo que te quedes donde estés. No tengo buenos recuerdos de ti desde aquella noche.

Cerny y Ariadna le dieron la espalda. Chika se levantó tambaleando. Dio un gritó. Corrió hacia ellas pero recibió el mismo golpe en su estómago que la devolvió a donde partió. Cerny se acercaba.

—Todo hubiera salido excelente si no fuera por ti, mocosa.

Chika apenas podía respirar luego de aquel golpe. Se encontraba sobre sus extremidades, con ganas de vomitar y su respiración agotada. Alzó un poco la mirada, vio a Honoka, pero no era ella.

—Diez años encerrada en esa caja, ¡Diez años que pude haber aprovechado para lograr mi cometido! ¿Tanto te costaba quedarte en casa aquella noche? ¡¿Dime?!

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—Diez años encerrada en esa caja, ¡Diez años que pude haber aprovechado para lograr mi cometido! ¿Tanto te costaba quedarte en casa aquella noche? ¡¿Dime?!

El ataque empezó.

Uno, dos, tres, cuatro. Chika no pensaba, solo sentía el dolor de cada una de las patadas que Cerny le daba. Sus lágrimas se asomaban, mientras sentía el punzón de la punta del zapato de Honoka en su estómago, piernas y brazos. No era su madre, lo sabía. Pero igual dolía, dolía mucho. A ojos de ella, se veía como ella. Pero había sido engañada, había liberado a un monstruo, ayudó a hacerlo. No le daba tiempo siquiera para gritar. Un último golpe en su cabeza la dejó con la vista borrosa.

La Luz de la Magia Vol.1: Sombras de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora