009;

106 15 13
                                    


Buenos Aires como todo un lindo cara de culo tomo aquel golpe de broma, termino devolviendo el golpe más fuerte en uno de los brazos del regio. Río de manera ahogada y después se vio en la necesidad de colocar los platos en el fregadero. Empezó a lavarlos con algo de pereza.

El silencio fue algo incómodo, eso extraño mucho al argentino, acomodo su flequillo rubio y después de algún tiempo dejo los platos ya limpios en algún lado. Se volteo para ver al regio, frunció el ceño. ¿Dónde estaba?

Lo encontró con la mirada.

Nuevo León estaba por colocarse su abrigo que había dejado en el perchero de la casa del argentino.

El rubio se acercó abruptamente al de color de cabello castaño y lo tomo de un hombro antes de que pudiera alcanzar a ponerse el abrigo por completo.
Eso hizo reaccionar a Nuevo León de una manera algo exagerada. Forcejeo el agarre del argentino y lo miro a la cara. El regio empujó con fuerza al argentino.

En los pensamientos del mexicano probablemente la opción de irse de la casa del rubio era la mejor.
Era mejor evitar al argentino y era mucho mejor evitar ese enojo, ese berrinche.

Se encontraban cara a cara y ahora fue turno de Buenos Aires de hablar:

— Eh.. ¿Qué tenés? — Alcanzó a pronunciar. Digo, no era la mejor elección de palabras pero al menos había sacado algo de su boca.

Nuevo León lo miro con aire ladino. Este mismo frunció el ceño.

— Ya me voy, chingadamadre, déjame en paz.

— ¿Es por la serie está? No es para tanto.

— ¡Ah! Cabroncito, ¿qué no es para tanto? Ve a chuparla.

— ¿¡Qué te pasa!? ¡Estábamos bien! — Tal vez el argentino fue el primero en reaccionar de esa manera, aunque realmente lo hizo por el temor de perder esa amistad que había formado con el regiomontano.

— ¡Pues no estamos bien ahora! ¡Deja de joderme!

— ¡No, cabeza de frutilla!

— Cállate de una buena vez, idiota.

— Pues al menos y-  — Y no termino de decir aquello.

No pudo terminarlo. No supo cuando ni por qué el regio había actuado así, ni como, nuevamente, había sido lo suficientemente rápido para hacer que en su mejilla derecha ardiera por el golpe que había recibido.

Nuevo León lo había golpeado con el puño y la mejilla del rubio se encontraba rojiza.

Y probablemente el mexicano haya descargado todo su berrinche en ese golpe.

El castaño respiraba con dificultad y no encontraba las palabras para decirle algo. ¿Por qué el ambiente se había vuelto tan incómodo?

En la comisura de los ojos de Buenos Aires comenzaban a formarse finas lágrimas cristalinas. Que hacian que comenzará a ver borroso.

Y sin embargo pudo ver cómo el mexicano se iba de su casa dando un portazo al marcharse.

Sintió la casa rezonar y el eco del sonido había sido muy fuerte.

Buenos Aires se encontraba aturdido y apenas ñodia procesar lo que había pasado.

¿Por qué mierda se había molestado?

El rubio cenizo no lo entendía. O tal vez era muy idiota. Las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos de una manera silenciosa. Camino a paso lento nuevamente hacia su sofá. No se dió cuenta de que lloraba como un niño hasta que tocó su mejilla izquierda ( la derecha dolía mucho )

Soltó un pequeño hipido y se sobresalto. Abruptamente saco su celular y procedió a mandarle muchos mensajes al regio, aún no le había bloqueado y suspiro por eso. Colocó su contraseña mal como dos veces pero al final logro acceder a su chat.

Paro en seco. Estaba sintiendo muchas emociones a la vez, cubrió su cara con ambas manos a la frustración.

Por parte del mexicano, que se encontraba aún cerca de la casa del argentino, tampoco era tan diferente. Se encontraba con una actitud de niño pequeño y una cara sería como la escarcha. Admitía que había sido un hijo de puta, pero realmente era un ser lleno de inseguridades, que no sabía expresar sus emociones, se sentía vacío y no se veía que se iba a disculpar pronto. Este no lloro, había prometido hace mucho tiempo que no lloraría nunca, porque pensaba que era fuerte. Que aunque fuera una persona de mierda nada nunca lo iba a lastimar.
Pero al regiomontano le había roto que el argentino se hubiera burlado de el.

Volviendo con el pecoso de cara linda, olvidando que era una capital llena de importancia y preocupaciones. Se sentía vulnerable, comenzó a llorar de manera fuerte aún cubriendo su cara con ambas de sus manos. Había aventado el teléfono lo más lejos posible, llenando su chat con el mexicano de disculpas vacías e incoerentes.
Recientemente se habían burlado de el. Frecuentemente se había sentido de esa manera, pero cuando conoció al castaño se había olvidado de ese sentimiento por algo de tiempo.

Pero..
¿Por qué no había corrido hacía el mexicano cuando aún estaba saliendo de su casa?
Las razones son variadas.

Su orgullo se encontraba herido. Sentado en un sillón viejo, sinceramente no hubiera preferido eso nunca. Pero ahora se sentía tan de mierda. ¿Que había echo mal?

Tal vez todo era culpa del mexicano.

Buenos Aires frotó su nariz y se dedicó aproximadamente dos horas a estar en el mismo estado. Llorando y sufriendo por esa pequeña idiotez. Y sentía que si no hacía algo para recuperar esa amistad se derrumbaría. Porque se sentía tan bien junto al regio, se sentía cómodo, aliviado, feliz, a veces con emoción, con pequeñas mariposas revoloteando en su estómago. Tallo sus ojos con frustración.

Hoy iba a ser un día de mierda.

𝐏𝐞𝐪𝐮𝐢𝐭𝐚𝐬 || ⁿᵘᵉᵛᵒ ˡᵉᵒ́ⁿ ˣ ᵇᵘᵉⁿᵒˢ ᵃⁱʳᵉˢWhere stories live. Discover now