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Camino con los auriculares a todo volumen escuchando Thirty Seconds to Mars sin nada especial fuera del cementerio una señora mayor vendía flores, y ahí estaban las que le encantaban a mamá.

— Disculpe, ¿Cuánto vale un ramo de margaritas?— pregunto un poco más amable, mientras saco el dinero de mi mochila.

El hecho de pensar en mi mamá hace que me ponga feliz y hasta cierto punto hacer creer que soy otra persona, ella era mi todo y recordar los momentos felices con ella me crea una felicidad que no he podido tener normalmente.

— ¿Una chica comprando flores? Deben ser para alguien muy especial, tu madre o me equivoco. — dijo sonriendo.

— Si, las llevaré al cementerio. — visitarla después de dos meses en verdad me hacía ilusión, aunque no sé, mataría solo por verla de nuevo aquí conmigo.

La señora se agacho y tomo un ramo hermoso de margaritas, se veían tan bien, justo como le gustaban a mi mamá

— Tómalas, no hace falta que me pagues por ellas, que sea como un obsequio.— solo sonrió y me dio las flores.

— Gracias, luego le pagaré por ellas. — le devolví la sonrisa y empecé a caminar al cementerio, vuelvo a sentir una presencia, pero no le tomo importancia, no va a arruinar mi momento especial.

Luego de un par de minutos me encontraba en la entrada. Con algo de nervios camino y veo una por una las lápidas, hasta ver la de mi madre.

Kendall Harris Jackson

~1980-2011~

Amada esposa y madre.

— Mami, me pregunto como estas, en verdad me haces falta. He venido a verte y te traje tus flores favoritas, la esposa de papá sigue sin agradarme al igual que la hija de ella, no puedo aceptarlas. En fin...— Así estuve una hora entera, hablándole a mi madre. — Se hace tarde, te veré después, no olvides que te amo y que te extraño como no tienes una idea.

Hablar con ella le dió una gran paz a mi insignificante vida tanto que la felicidad que llevaba parecía irreal.

Me puse mis auriculares al igual que de pie. Comienzo a caminar con la mirada abajo, hasta que choque con alguien, haciendo que rebotaramos, como si esto de chocar con alguien le pareciera gracioso a la vida.

Otra vez estaba al borde de responder y actuar de mala manera, pero antes de hacerlo alcé la vista y vi quien era.

— Ah eres tú, mira no quiero problemas contigo, mi humor ha mejorado y no quiero gastarlo en cosas absurdas— dije e intenté esquivarlo.

— E-Espera, te pido disculpas por lo de la mañana, no quisiera tener problemas contigo.— dijo él a mis espaldas.

— En ese caso no te vuelvas a acercar a mí.

Empecé a caminar para darle la vuelta y salir pero de la nada siento que me sujeta del brazo.

— Espera, por alguna razón siento que te conozco de antes, ¿puedes decirme tu nombre?— cuestionó.

Me giré y sin dudarlo jalé mi brazo y le suelto una bofetada.

— ¡Esta será la primera y última vez que me tocas, vete a la mierda y déjame en paz!

Comencé a caminar nuevamente pero esta vez hecha furia.

Mi felicidad se arruinó por toda su maldita culpa, espero que se joda.

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Llego a mi casa con una rapidez que me sorprende, suspiro y analizo la entrada de la casa.

Saco las llaves de mi mochila y es entonces cuando el sonido de un auto deteniéndose llama mi atención. No puede ser.

— Oye, déjame hablar contigo un momento.

— ¿Cuál es tu puto problema? — digo enojada.

— ¿No me recuerdas Dylan? Soy Chris, éramos amigos cuando estábamos en la primaria— menciona tranquilo como si hace rato no lo hubiese abofeteado.

¿Amigos de la infancia? No lo entiendo, ya han pasado años cómo es siquiera posible que me recuerde después de tanto.

— ¿Y eso qué tiene que ver conmigo? Vete si no quieres que te golpee otra vez y déjame en paz.— giré de nuevo a mi casa abriendo la puerta para poder entrar en paz.

Sabía que tenía un amigo en esos tiempos pero a decir verdad lo único que recuerdo es que se fue.

Este día tiene que ser en verdad una jodida broma.

✔ c o r r e g i d o y e d i t a d o

Anormal (Ticci Toby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora