Capítulo 7. Corazones egoístas.

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Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

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"Si no crees en mis palabras, entonces deja que mis acciones hablen por sí mismas" 

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—¿Dónde está Kohaku? —Senku miró por la estancia esperando encontrar algún indicio que indicara la presencia de la Leona en el departamento.

Pero no encontró nada. 

—Está dormida en su cuna. —Luna respondió con genuina inocencia creyendo que Senku se refería a la pequeña criatura.

—Me refiero a Kohaku, no a Amber. — aclaró con un ligero gruñido.

A Luna le pareció una mejor idea llamar a la bebé por el nombre Japonés de su anfitriona, cosa que Senku refutó en más de una ocasión al recalcar la imprudencia en tal acción y haciendo énfasis en el verdadero nombre asignado a esa niña cuando él se refería a ella. 

La frustración se patentó en Senku una vez más, claramente se refería a esa Leona escurridiza, quien por cierto seguía evitando y rehuyendo cada intento de contacto como si él fuese la peste misma.

—Mmhhh ¿Miss Kohaku? Creo que la vi salir hace un par de horas.

Luna no dio más razones del paradero de Kohaku y Senku tuvo que conformarse con la premisa de que ella estaba fuera. De nuevo. De hecho eso se estaba convirtiendo en un patrón desde hacía ya tres días ¿qué estaba sucediendo?

Un pequeño y molesto pinchazo nació en el interior de Senku, la extraña sensación auguró algo, pero ¿qué? no tuvo la menor idea, aunque el instinto racional y lógico dictaminó que descartara la absurda visceralidad de sus presentimientos, otra parte menos racional y más primitiva le susurró de manera perturbadora que lo que fuera que aguardaba en el futuro, no sería algo bueno.

—Senku ¿No te parece que Kohaku ha estado muy rara últimamente?

Un certero e irónico "¿Tú crees?" amenazó con escapar de los labios del científico, pero decidió reservárselo para sí mismo. Senku al fin comprendió que cualquiera en la situación en la que estaban actuaría así de raro. 

No respondió.

Aunque le concedió cierto grado de razón a Luna sobre el cambio reciente de actitud en la Leona, Kohaku estaba aún más distraída y evasiva y Senku reconoció el brillo de dolor que se había instalado en esos preciosos ojos aguamarina, opacando su belleza natural, el brillo y la calidez que los caracterizaban.

—¿Podrías encargarte de Koh… Amber? —corrigió de inmediato cuando la mirada de Senku se estrechó en ella—. Quiero aprovechar que se ha dormido para tomar un baño. —Las mejillas de Luna se ruborizaron ante sus palabras, no sólo por el hecho de pedirle un pequeño favor sino por informarle sobre lo que consideró algo tan íntimo.

Aunque a él no le importó ni le dio la relevancia que ella imaginó.

—Tómate tu tiempo. —Senku asintió y desestimó con un gesto de su mano para instar a la chica a irse de una vez por ese baño. 

Cuando se cercioró de que Luna se había marchado y que permanecería en el baño por un buen tiempo, procedió a poner su pequeño plan en marcha y obtener la muestra de ADN para analizarla en el laboratorio. Senku sabía que estrictamente no tenía que ser una gota de sangre de la pequeña, con saliva o cabello bastaría.

Giros del Destino.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin