Capítulo 8. Control de daños.

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Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia. 

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"Podemos ser egoístas juntos o seguir destruyéndonos para complacer las expectativas de los demás"

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La inusitada calidez en el cuerpo de Kohaku la obligó a removerse. El peso en sus extremidades fue notable cuando ella intentó levantar uno de los brazos para cubrir sus ojos de la molesta luz que se colaba por la ventana. 

Rogó internamente por tener cuando menos unos minutos más de sueño, pero cualquier súplica quedó en el olvido en cuanto notó el peso extra a su lado cuando éste soltó un leve quejido.

—Quédate quieta Leona, aún es temprano.

La áspera voz matutina de Senku resonó demasiado cerca de su oreja y la presión en la cintura de Kohaku se hizo más fuerte. De pronto la avalancha de imágenes vino a su mente: El beso de Mozu, la pelea entre él y Senku, el cómo Senku la arrastró hasta la habitación, la discusión sobre el beso que él y Luna habían compartido y… todo lo que pasó después.

Senku apretó nuevamente el agarre a la cintura de Kohaku para recalcar su presencia junto a ella, afianzándola hacia él como si temiera que pudiese marcharse de su lado en cualquier momento. 

Una nueva oleada de indescriptibles sensaciones sobrevino ante tal acción. Las vívidas imágenes en las que ella y Senku se besaron sin contemplación, los suspiros y gemidos que ninguno se molestó en suprimir.

Pero sobre todo, la maravillosa manera en la que hicieron el amor aquella noche, tan diferente a todas las veces anteriores en las que lo habían hecho.

En ese momento el mundo que los rodeaba se evaporó tan fácilmente. De alguna manera, Senku le dió a Kohaku una tácita confirmación de su decisión.

Sin embargo…

Kohaku se desenredó de los brazos de Senku, quien protestó ante la pérdida de calidez de su cuerpo. Y sin darle tiempo de nada (tal como él lo hizo con ella la noche anterior) Kohaku le dio una certera patada para sacarlo de la cama y hacerlo rodar por el frío suelo de la habitación en completa desnudez.

— ¡¿Qué demonios te sucede Leona?! —La protesta no se hizo esperar.

—Soy yo la que debería preguntar qué demonios crees que haces —Kohaku se cubrió con las frías sábanas para tratar inútilmente de ocultar su desnudez—. No te di permiso de quedarte en mi cama. —miró a Senku con fingida indignación y un tinte de vergüenza. 

Él ni siquiera se molestó en cubrirse cuando se sentó en el suelo, aún sin la intención de levantarse. 

— ¿Oh? —Senku parecía genuinamente confundido por la actitud de Kohaku, aunque eso no lo detuvo de esbozar una descarada sonrisa antes de hablar—. Anoche no dijiste lo mismo y no te escuché quejarte por ello. Bueno, al menos no ese tipo de quejas.

La mirada que Senku le dedicó sólo puso a Kohaku más nerviosa, de alguna manera, aún en esa situación tan desfavorable para él, estaba metiéndose con ella.

—Cierra la boca, Bastardo. —Fue inevitable que ella apartara la vista a un lado por el golpe bajo a su orgullo. 

Aunque compensó la descarada osadía de Senku con un certero almohadazo a su cara que le hizo caer de nuevo al suelo. 

—¿Quieres dejar las agresiones para más tarde? 

—Estás desnudo en el suelo de mi habitación, creo que tengo todo el derecho a agredirte, maldito pervertido. 

Giros del Destino.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن