Capítulo 11.

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Historia coescrita con la fabulosa Latilsita, sin ella la historia no sería ni la mitad de lo que es realmente.

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Narcissa se había quedado un poco más de lo esperado gracias a que su carruaje se había averiado cuando iba a recogerla. Harry no podía decir que eso le molestaba, era más su incomodidad que su molestia, a veces trataba de dejar a Tom a solas con Cissy, al final de todo, ellos deben terminar juntos.

No quería molestar, tal vez eso ocasionaría algún tipo de desenlace indeseado donde su vida llegaría a su fin. Claramente quería evitar eso.

Suspiró. Podría decirse que estaba estresado. Había tratado de hacer un buen trabajo sin descansar, la reunión fue algo que lo agotó totalmente, ahora tener a Narcissa como huésped... Definitivamente necesitaba despejarse un poco.

Caminó hacia la puerta, tal vez sería una buena idea ir a pasear en caballo, hace mucho que no montaba y comenzaba a extrañarlo.

Fue hacia la caballeriza, no quería perder el tiempo cuando al fin tenía un momento libre. Entró sin la necesidad de abrir la puerta gracias a que ya se encontraba abierta, apostaba que alguien más había entrado primero que él.

Se dirigió hacia su caballo y, cuando por fin estaba a punto de acariciarlo, un rostro se asomó de una columna.

—¿Harry? —El nombrado no necesitó mirar para reconocer la voz, pero aún así decidió hacerlo, hace mucho que no lograba hablar con el caballero.

—Hey, Rab —saludó sonriendo, dejando de lado a su hermoso caballo para acercarse al nombrado—. ¿Qué haces aquí?

—Es mi tiempo libre, decidí dar un paseo, ¿qué me dices de ti? —Harry sonrió, tal parece que no iba a cabalgar solo.

—Igual —contestó señalando a su caballo.

—Vaya, que suerte. —Harry pudo notar la energía que irradiaba el caballero, quien señaló a su propio caballo— Tal vez ya podremos ver quién es mejor cabalgando.

La sonrisa feroz que se formó en los labios de ambos sólo indicaba la aceptación del reto. Desde su ida a Gryffindor habían esperado eso, pero con tantas visitas y planes había sido imposible hasta el poder verse.

—Pudiera ser mejor que tú.

Claro, su ego era el que hablaba, pero Harry no diría nada al respecto.

—Veremos —contestó Rabastan antes de ver a su caballo con interés—. Es un buen ejemplar, por cierto, ¿cómo se llama?

—Hmm... Nimbus —murmuró sonriendo, era la primera vez que alguien le preguntaba sobre su caballo, se sentía orgulloso de ese nombre, pero...

Rabastan soltó el aire tratando de contenerlo con sus labios, era claro que encontraba hilarante el nombre.

—Qué gustos más raros tienes, nunca había pensado en nombrar así a ningún caballo —informó antes de dirigirse al suyo y palmar el lomo—, la mía tiene un nombre más bonito.

Bonito...

"Era como una escultura. Fría, etérea, perfecta. Esbelta y elegante, con la compostura de quién había nacido para ser una joya de la aristocracia."

Tom había dicho que era atractivo, pero si le había gustado Narcissa por esas razones… No encontraba el motivo por el cual él fuera mejor que ella. Al contrario, eran tan distintos que le hacía dudar de la veracidad de las palabras del Duque.

La duquesa de Slytherin.Where stories live. Discover now