Capítulo 4

2.5K 350 95
                                    

Historia coescrita con la fabulosa Latilsita, sin ella la historia no sería ni la mitad de lo que es realmente.

♣ ♣ ♣ ♣

Trató de ignorarlo, realmente lo hizo. Lo ocurrido el día anterior sólo causó un revoltijo en sus pensamientos, no sabía qué le había pasado, el pánico le ganó y... Joder, ¿quién diría que las manos del Duque serían tan hábiles para las caricias?

Negó con la cabeza, en primera, ¿cómo se le ocurría dormirse en un momento así?

Vergüenza, eso era lo que sentía.

Caminó por los pasillos mientras trataba de ignorar lo que tenía en su mente, tal vez podría adelantar un poco lo de la boda y así distraerse un poco... Sí, claro, planear la boda que tendría con Tom cuando quería despejar su mente de él, muy buena lógica.

Suspiró y miró la ventana del pasillo. Ya había desayunado hace un tiempo y ahora no sabía qué hacer, tal vez seguir explorando o tratar de acomodar algunas de las tantas cosas que iban llegando a su habitación.

Miró la puerta principal, prefería mil veces seguir explorando el jardín que estar encerrado.

Caminó con algo de urgencia, logrando llegar a la gran puerta con facilidad. Tan metido en sus pensamientos que no notó a la persona que acababa de abrir la puerta, causando que chocará contra el firme pecho.

—Auch —susurró dando un paso para atrás y cubriendo su nariz, el golpe no había sido tan duro, pero a su nariz no le cayó de maravilla.

—Oh, mi Lord, buenos días. —El saludo causó que Harry mirara hacia el frente y dejara de prestar atención a su nariz—. Vine a buscarlo, para ser exacto.

—Buenos días —murmuró mirando a Rabastan, quien le sonrió encantadoramente—. ¿Qué puedo hacer por ti?

—Poner una fecha para poder hacer el pastel. —Bien, eso no se lo esperaba. Tal vez su cara lo dijo todo porque, segundos después, el caballero comentó—. Soy un hombre de palabra, ¿no pensabas que iba a ignorar nuestra apuesta?

Harry negó y rió por lo bajo.

—No, claro que no. —Dio unos pequeños pasos hacia atrás, respetando un poco el espacio personal del contrario. Lo miró de arriba a abajo y asintió, sí, Rabastan sería una buena distracción—. ¿Puedes ahora?

—¿Ahora? —La cara de confusión que puso sólo causó que Harry suspirara, tal vez estaba ocupado—. No me mal interprete, es sólo que... pensé que tendría algo que hacer.

—Por ahora estoy libre.

—Entonces podemos ahora —aseguró el caballero y, con eso, logrando que un alivio recorriera por el sistema del menor—, ¿vamos a las cocinas?

—Sólo promete no quemarlas...

—Claro que no lo prometo. —El ojiverde bufó ante eso, causando que Rabastan riera—. Espero tú sepas alguna receta, porque también será tú culpa si quemo algo.

Poniendo los ojos en blanco, cosa contradictoria ya que seguía sin quitar su sonrisa, Harry comenzó su andar hacia la cocina. Rabastan le seguía a su lado con tranquilidad, aunque se podía apreciar fácilmente que no quería cumplir el reto.

—Bien —dijo Harry cuando notó que la cocina se encontraba limpia. Algunos sirvientes se levantaron de la mesa de la esquina—, espero que sepas de ingredientes.

—Mi Lord, ¿se le ofrece algo? —Preguntó una mujer castaña, turnando su mirada del nuevo habitante hacia el caballero.

—Sólo ocuparemos las cocinas por unos momentos —informó sin saber muy bien si podía—, espero no les incomode.

La duquesa de Slytherin.Where stories live. Discover now