❝Lalisa es la alfa más temida y respetada en todo el instituto, pero no ha podido evitar caer por la dulce omega de cabellera castaña, ojos gatunos y mejillas regordetas. ¿Será capaz de dar un paso, olvidar los problemas y pensar solo en su mutua fe...
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Aquella semana había sido un torbellino de emociones satisfactorias, una marea de felicidad que se agitaba en su estómago. Estaba saliendo con Jennie, su pequeña y dulce omega la quería. Contrario a lo que siempre había creído, la gente no había dejado de lado a la menor, simplemente, habían ido acostumbrándose a su propia presencia. Caminaban tomadas de la mano como cualquier pareja, solo que ellas habían llegado al punto de ser inseparables. Todo el mundo se había acostumbrado a ver junta a la feliz pareja; ahí donde Jennie fuera, estaría Lisa. Ella aprovechaba cualquier ocasión para probar los labios de Jennie, no importaba el momento y el lugar. Y Jennie no parecía estar precisamente molesta por ello. Los besos de Lisa eran adictivos, sus labios eran regordetes y suaves, y su boca posesiva y cariñosa. A veces, apenas eran un roce de labios, como un susurro que expresaba sin palabras todo lo que sentían. Otras, eran besos apasionados, donde sus lenguas jugaban un papel primordial, besos arrasantes que las dejaban jadeantes, ávidas de seguir probando y seguir explorando en la boca de la otra. Aquellos besos eran gritos al aire de lo mucho que se querían.
Estaban plenamente enamoradas pero, aún así, Lisa no había marcado aún a Jennie como su pareja. Esa decisión no la tomaría hasta un par de días después.
Los omegas en celo nunca se cambiaban junto al resto de sus compañeros alfas y betas. Habían estrictas políticas contra la segregación de clases, pero meter a un omega en celo en un vestuario de alfas sobre─ estimulados por el ejercicio, era prácticamente un suicidio, no importaba lo mucho que los supresores ayudaran a camuflar el olor (que, en el caso de Jennie, no era mucho). Lisa seguía ignorando en gran parte a sus compañeros de clase, por eso, no fue hasta ese momento que no prestó atención a la joven alfa que había llegado nueva aquella mañana. Se podría decir que era realmente apuesta, con marcados rasgos coreanos. Desde que había llegado, todas las omegas suspiraban por ella y por su seductora sonrisa de dientes grandes y por su larga cabellera castaña. Parecía una alfa poderosa. MoonByul era su nombre, si Lisa mal no lo recordaba.
─ ¿Qué tal tu primer día? ─ Preguntó SeulGi, palmeando amistosamente la espalda de la recién llegada.
La chica sonrió, parecía una persona amistosa, con facilidad para relacionarse. Lisa sintió arcadas.
─ Genial.
─ ¿Has visto algo que te interese? ─ Preguntó SooYoung, moviendo las cejas sugerentemente, dando a entender que no se refería precisamente a alguna asignatura.
Las tres chicas rieron en camaradería.
─ Bueno...puede ser.
─ ¿Y bien? ¿Quién es la afortunada?
MoonByul sonrió misteriosamente.
─ No sé su nombre, pero es la omega más bonita que alguna vez he visto.
La alfa parecía verdaderamente ilusionada.
─ Esta mañana me ha sonreído y... ¡dios, parece un ángel! Creo que está en celo, su olor es jodidamente dulce.
