Promesas * Max Verstappen *

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Gianna (29 de mayo del 2021)

Frente a mi, mis dos mejores amigas se encontraban discutiendo. Llevaban así unos cuantos minutos.

—¿Como que no dijeron nada? Las agredió Yam! A ambas, Charlotte lleva un par de días fingiendo que no tiene dolor. Viene al departamento a quejarse para que el novio no la escuche. Y Gianna tiene puntos, además de que también se llevó un golpe en el ojo... Pero aquí estamos, con los brazos cruzados— reprochó Skyler.

—Es decisión de ellas, le dirán cuando quieran. Así que si vas a estar molesta con nosotras, mejor vuelve a dormir amiguita— le dio unas palmaditas en el hombro.

—Te quiero Gianna, pero esto es grave y dudo que Max te crea la mentirita— no era la única que dudaba, es más, yo estaba segura de que no me creería nada.

—Se lo diré, luego de la cita, lo prometo. Solo quiero un momento de paz— suspiró y termino accediendo.

—Vamos Yam— la tomó del brazo y la arrastró.

—Pero yo quiero conocer a Verstappen en persona! No sean crueles conmigo— se quejó dando pataletas.

—Pues no será ahora, así que vamos. Hay que darles privacidad— se fueron a la habitación.

Yo necesitaba mis minutos para analizar bien lo que iba a decirle. Los puntos y el moreton en mi cara eran muy evidentes.

El principio no me di cuenta del golpe en el ojo, al parecer la caída tuvo doble impacto.

Escuché el ruido del timbre y caminé con lentitud hasta la puerta.

Por favor que me crea, por favor que me crea...

—Hola— dije sonriendo, justo como esperaba, su cara se transformó.

—¿Qué te pasó? — parecía dudar sobre si tocar mi rostro o no.

—Se dice hola... Me caí en la cocina mientas limpiaba— seguía viendo mi cara.

—¿Cuándo pasó eso?—  miente bien, miente bien.

Eras actriz, Gianna.

—El día que vinieron a comer, me puse a limpiar y me resbale. Me di con la mesa de mármol— sus ojos estaban fijos en los míos.

—¿Puedo ver dónde fue?— asenti y lo guie a la cocina.

Cuando señalé el borde de la mesa, él parecía estar calculando ángulo por ángulo.

—Estoy bien, solo fueron unos puntos, nada de otro mundo— volvió a verme.

—¿No estabas sola verdad?— negué.

—Estaba Charlotte, ella me acompañó al hospital— lo escuché suspirar.

Que me crea, que me crea, que me crea.

—Me alegra que estes bien, debiste llamarme. Si no estaban Charlotte te habrías ido en bicicleta... ¿No te duele verdad?— que alivio, gracias a mis clases de actuación.

—No, ya no, apenas y sentí el impacto— sonrió y se acercó con cuidado a darme un beso en la frente.

—Entonces... ¿Vamos por la cita que gané?— estiró su mano y la tomé, junte mis cosas para salir con él.

Cuando salimos del edificio subi a su auto y él comenzó a conducir.

—¿A dónde vamos? — pregunté con curiosidad, Max giró a verme y sonrió.

—Vamos a iniciar tus clases de manejo— pensé que era chiste.

—¿Y nuestra cita?— sonrió.