♠ · Capítulo 5 · ♠

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Capítulo 5

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Capítulo 5. ¡Feliz cumpleaños!

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—¿Exagerada paciencia?

—Si, una paciencia para nada propia de un mafioso real. Ya lo sabes, lo hemos visto innumerables veces en las películas. El mafioso llega, una persona no lo obedece o lo desafía y bang, bang. Nada de palabras y solo plomo.

—¿Y querías que eso hubiera hecho contigo? ¿Bang, bang y listo, problema resuelto?

Me quedo pensativa un par de segundos hasta que el "Ding" del ascensor me hace volver a hablar.

—Sigo pensando lo mismo —tajo el tema, saliendo del ascensor y siguiendo a Will, que es totalmente ajeno a nuestra discusión.

—No seas tonta, Beck — el castaño intenta razonar conmigo a medida que caminamos—. Dicen que es un hombre muy peligroso, y hasta que no demuestres lo contrario, no deberías llevarlo al borde.

—Dijiste "Dicen", así que me lo tomaré como una clara señal de que un insignificante bichito es más letal que él.

Noah se interpone entre mi cuerpo y hacia donde nos dirige Will, que al parecer es al restaurante del hotel, y pone sus manos en mis hombros, captando toda mi atención.

—Solo te pido que seas cautelosa, Beck —yo niego—. Al menos intenta controlar tu lengua —insiste.

Separo mis labios y me preparo para prometerle que me comportaría si tanto va a insistir en lo mismo, cuando frunzo el ceño, confusa al recordar la desesperación en su voz, su nerviosismo y sus manos temblando.

Su desesperación no es normal, no por algo tan insignificante como una posibilidad.

—¿Estás bien?

Noah asiente, pero no le creo, por lo que instintivamente alzo una ceja. Cuando se da cuenta de mi desconfianza en su palabra, el chico sonríe ampliamente para luego apartarse de mi cuerpo un poco.

—¡Estoy bien! —exclama, dejando atrás el tono nervioso que tenía su voz anteriormente.

—Okeeeey. Si tú lo dices.

Ignorando la tensión que quedó en el ambiente, vuelvo al trayecto por donde nos llevaba Will, caminando a la par de Noah, que ahora parece estar menos tenso que antes.

—Aún no me has prometido que te comportarás.

Miro a Noah de reojo y suspiro.

—Si tanto vas a insistir, pues lo prometo.

Ahora que el castaño oyó salir de mi boca esa declaración, exhala de golpe mientras me abre la puerta del restaurante para que entre.

Aunque me haya dicho que está bien, en sus ojos vi lo contrario y yo siento que algo va mal. Y casi nunca mi instinto me falla.

Poker Face {A #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora