El funeral de Addison había sido el día más difícil de sus vida, pero eso no se comparó con lo que consiguió a eso.
Habían pasado cuatro meses desde entonces, y Brian seguía estancado en el mismo punto.
-¿Ya te vas?
Las cosas ciertamente habían cambiado. Luego de que su hermana muriera, Mia se propuso cuidar de Jesse como sabía que ella lo hubiera hecho, y además ayudar a Brian con la difícil tarea de ser padre soltero. Ahora, el rubio pasaba la mitad de la semana en casa de su cuñada, esforzándose cada día en aprender algo nuevo sobre lo que su pequeña necesitaba.
Nadie iba a negarlo, sin la ayuda de Mia, probablemente Brian no lo hubiese conseguido.
La constante compañía había hecho su relación mucho más estrecha, en especial porque el rubio pudo encontrar que ella era como la versión pacífica de su Addison, lo que le hacía más cómodo y reconfortante hablar con ella. Se habían echo grandes amigos en las peores condiciones, pero no importaba. Se ayudaban mutuamente a sanarse, aunque ninguno lo estaba haciendo realmente.
-Sí, es hora que volvamos a casa.
Brian odiaba estar en esa casa, cada maldita esquina de ese lugar tenía un recuerdo con ella. Al estar bajo ese techo, podía verla en todos lados. Bailando sin ritmo alguno, riendo, cocinando, corriendo. Ella abarcaba toda la estancia, y a cada paso rememoraba los pocos momentos que había tenido con ella en esa casa.
Casa, porque ya no lo sentía un hogar.
Tomó a la ya no tan pequeña Jesse en sus brazos, limpiando su overol celeste de restos de tierra. La pequeña jadeo descontenta cuando la separaron de su primo, pues ambos estaban entretenidos jugando con sus coches.
Eran Toretto's, claro que jugarían con coches.
Sin duda, Jesse no tenía idea alguna sobre el aura fúnebre que la envolvía. Tenía tan solo tres semanas de vida cuando Addison había fallecido, por lo que no sentía su enorme ausencia. Se la pasaba todo el día sonriente, con sus rizos dorados cayendo por su frente, haciendo juego con esos ojos avellanas que había heredado de su madre. Demasiado inocente para darse cuenta de lo que había perdido.
-Sabes que siempre son bienvenidos aquí, Brian. -murmuró Mia con suavidad, acariciando la mejilla de la pequeña rubia en sus brazos.
Él suspiró. -Sé que sí, pero no puedo esperar que hagas todo el trabajo por mí.
La castaña asintió lentamente, mientras Leigh se acercaba con Jack caminando a su lado torpemente. Saludó con calidez a padre e hija y levantó a su niño para que también pudiera despedirse.
-Mira eso, Jack. Es el tío Dom.
Brian volteó hacia donde Mia estaba mirando, encontrándose con el tan conocido auto de su amigo entrando por el camino principal. Dominic bajó sonriente de su carro, caminando con falsa tranquilidad hasta donde su familia lo esperaba.
Él era quien mejor sobrellevaba la situación, pero aquello no significaba que lo hubiese superado. La herida estaba tan abierta como el primer día.
-Hola, Jack. -saludó sonriente a su sobrino, quien movía efusivamente sus manos hacia él.
Leigh bajó a su hijo para que fuera hacia su tío, pero este pasó de él y volvió hasta donde su juguetes estaban, tirándose al suelo para seguir jugando.
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ActionA Brian O'Conner Fanfic Inicio: 15/03/19 Publicada: 27/06/21 Finalizada: 02/10/21