Capítulo 3.

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30/09/2017

Jake.

―¿Estás diciéndome que luego de tomarte una foto tuvo el descaro de decirte que no estaba alumbrándote? ―pregunte Fred entre risas.

―Si, cabrón, ahora por culpa de ustedes esa ricachona se me aparece en todos lados.

―Bien que te gusta o ¿me vas a decir que ya no le echaste el ojo y te la quieres follar? ―pregunta sutilmente Pablo.

―Por supuesto que sí, pero es una ricachona y esas son demasiado mimadas ―digo lo obvio― Y ahora terminen de arreglarse para poder irnos a la playa.

Se van a terminar de arreglar mientras yo meto todo lo que necesitaré en un bolso, agarro mi billetera y meto dinero en efectivo, busco la tarjeta y cuando salen los dos, bajamos al carro de Fred.

―¿Crees que haya demasiadas personas en la playa, Jake? ―pregunta Pablo.

―Supongo que no deben haber muchas.

Pasamos treinta minutos en carretera y luego bajamos en un local que quedaba de paso para comprar comida, bebidas y golosinas, lo pagamos entre todos y seguimos nuestro camino, luego de diez minutos más y ya nos estamos estacionando cerca de la playa Brighton Beach.

―Pero que belleza. ―dice Pablo señalando un 4x4 estacionado a nuestro lado.

―Debe de ser de algún ricachón de Newark. ―opina Fred.

―Buenos, vámonos. ―hablo por primera vez desde que llegamos.

Sacamos todo del carro de Fred, nos cambiamos a nuestros trajes de baños que consisten en unos bañadores, Pablo tiene uno azul, Fred uno verde y yo uno negro. A medida que vamos pasando por la playa hasta llegar a un buen lugar, noto como la mirada de varias chicas se posan en nosotros y nos las culpo, los tres tenemos buen cuerpo gracias al ejercicio.

―Creo que este es un buen lugar, no estamos ni lejos ni cerca del estacionamiento. ―comento.

―Quedémonos aquí, entonces. ―dice Pablo.

Dejamos todo en la arena, acomodamos unas pequeñas sillas que trajimos y nos sentamos. A los minutos Fred y Pablo se van al agua y yo me quedo observando la playa y a las personas que caminan cerca de mi. Hay muchas chicas en trajes de baños y todas tienen buen cuerpo, mientras sigo observando una chica llama mi atención mucho más que las demás «No puede ser ¿o si?» Me levanto de donde estoy sentado y la sigo para ver si mi mente me está jugando una mala pasada pero no es, la ricachona está aquí.

Hago como si no la hubiera visto y voy al agua junto a mis amigos, paso un buen rato allí y luego salimos a comer algunas de las cosas que compramos.

―¿Aquella no es la ricachona, Jake? ―pregunta Pablo.

―Sí, si es. ―confirmo.

―Tiene buen cuerpo, se le puede ver desde aquí ―dice Fred.

―Por supuesto que sí.

―¿Y si ahora tu le haces una broma a ella? ―cuestiona Fred.

―No, ya estamos muy grandes para eso. ―me niego.

―Bueno, si tu lo dices.

Al rato ellos se van al agua de nuevo y yo me quedo observando el lugar donde está la pelinegra. Se está bronceando, está vestida con un short negro y un brasier blanco, empiezo a caminar hacia el lugar donde está ella y observo alrededor para ver si nadie me ve y no nada alarmante, una vez cerca puedo verla mejor «Tiene buen cuerpo» Mientras más cerca estoy, varias cosas se me vienen a la mente, sé que dije que no le haría una broma, pero... Agarro arena mojada con mis manos y se la esparzo por el abdomen, ella abre los ojos rápidamente y puede ver como se le nota el enojo.

―¿QUÉ TE PASA, ESTÚPIDO? ―grita enojada.

―Vi que tu piel estaba como reseca y quise refrescarte un poco. ―respondo conteniendo la risa.

―¿Y decides untar mi abdomen de arena mojada? ―cuestiona.

―Si. ―respondo con simpleza

― ¿Eres enfermo o qué? ―pregunta enojada.

―No, solo me gusta joder a los que me joden.

Me doy la espalda mientras camino rápido para irme de ahí capáz se vuelva loca y me ahogue con la misma arena que le unté. Mientras voy caminando me fijo en como Fred me observa desde donde tenemos nuestras cosas.

―¿No que estamos muy grandes para eso? ―pregunta mientras arquea una ceja.

―Recordé que solo tengo veinte años. ―me encojo de hombros.

―Tienes que tener cuidado, desde que le diste la espalda no ha dejado de verte como con ganas de apuñalarte. ―opina.

―Cada loco con su tema. ―finalizo.

―Vamos al agua, aquí las chicas están que nos violan con los ojos ―opina Fred mientras finge que tiembla.

―Si, vámonos.

Pasamos otro rato en el agua nadando, jugando entre otras cosas. Luego me quedo solo porque Fred y Pablo se ponen a ligar con unas chicas que "sin querer" le pegaron con un balón en la cabeza a Pablo, las mujeres y sus cosas. Mientras nado accidentalmente choco con el cuerpo de alguien.

―Lo siento, no te vi. ―digo mientras me sacudo el cabello.

―No te preocupes. ―Dice una chica con una linda cara y buen busto.

―Bueno, adiós, preciosa. ―le digo mientras doy media vuelta para irme.

―Oye, espera, ¿Eres de aquí? ―pregunta.

―Sí, soy de Newark.

―¿No quieres darme tu número de teléfono? ―pregunta mientras sonríe.

―Tal vez nos encontremos por ahí. ―respondo mientras le guiño un ojo y me doy la vuelta para irme.

A lo lejos veo como Fred y Pablo me hacen señas para irnos, empiezo a nadar hacia la orilla y noto como ellos ya se han llevado todo lo que trajimos, empiezo a buscar mis zapatos para irme y no los encuentro No creo que me los hayan robado ¿O si? sigo buscando y no los encuentro, levanto la mirada y veo a la única loca capáz de robarme los zapatos «La ricachona» Empiezo a caminar hacia donde está y ella empieza a correr logrando que yo haga lo mismo, noto como se esconde detrás de unas rocas y la sigo, cuando la encuentro, la encaro.

―¿Aparte de quitarme un termo de agua también quieres quitarme mis zapatos?

―¿Te gusta joder? A mi también. ―dice mientras me mira fijamente.

―¿Ah, si? Ni siquiera te he jodido la mitad de como quisiera. ―Le digo mientras me acerco y la sujeto de la cintura pegandola a mí, haciendo que suelte mis zapatos en el acto― Puedo joderte de diferentes maneras.

―No lo creo. ―contesta segura.

―Veamos. ―me acerco a su boca y ella cierra los ojos, paso mi mano izquierda desde su garganta hasta por el medio de sus senos haciendo que se tense en el proceso y noto como se acelera su respiración, acerco mi boca a sus labios y le susurro― ¿Quieres que te bese? ―ella afirma con un gesto, me acerco un poco más a sus labios al punto de rozarlos y le susurro― Lástima que yo no beso a ricachonas. ―le digo mientras me agacho rápidamente agarro mis zapatos y salgo de ahí.

Llego al carro de Fred, me subo y él arranca sacándonos de ahí.

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Aquí está el capítulo tres. ¿Qué me dicen? ¿Les está gustando?

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Lxs quiero.❤

La chica de la cafetería.Where stories live. Discover now