Capítulo 7.

45 7 38
                                    

10/10/2017

Jake.

Preparo el desayuno para poder ir al trabajo, no despertaré a Adam porque anoche se quedó hasta tarde arreglando el desastre que hizo, escribo una nota donde le aviso que llegaré tarde, busco mis llaves y salgo rumbo al trabajo. Por las calles de Newark siempre se ven cosas diferentes cada día, por eso conduzco despacio para no perderme nada y poder disfrutar del camino. Quiero estudiar de una vez mi carrera, lo bueno es que ya me falta poco dinero para poder pagar la carrera completa. Llego al trabajo relativamente temprano, aún no han abierto la puerta, así que eso es bueno.

―Buenos días. ­­―Todos voltean a verme.

―Hasta que te dignas a aparecer, Jake. ― Se molesta mi jefe.

―Buenos días. ―Dice Matthew.

No respondo y voy a guardar mis cosas para empezar a trabajar. Luego de varias horas por fin es a hora de descanso y puedo ir hacia algún parque a comer, hoy no quiero ejercitarme, me tomaré la semana. Estando en el parque que más frecuento me dedico a comer. Recuerdo lo que pasó ayer con Fiorella y dudo si ir o no a la dirección que me dio, es todo muy raro pero como no puedo vivir con la incertidumbre de saber que me dirá, decido ir y si veo algo raro me largo y ya está.

Pasan las horas de descanso y tengo que ir de nuevo al trabajo, enciendo mi moto y empiezo a andar por las calles, doblo en una calle y veo a una persona que está de espaldas y para mi buena suerte reconozco a esa persona, rápidamente empiezo a idear un plan para alegrarme la tarde y dañarle el momento a ella.

Paso por su lado a una velocidad media para no llamar la atención de ella y tampoco del hombre con el que conversa. Es hora de devolverle el favor ¿No? Entro rápidamente en un centro comercial y elijo un par de zapatos, son hermosos y es lógico, todo lo que hago o elijo es hermoso. Entro en una farmacia, compro pastillas al azar, una crema corporal y toallas sanitarias. Me subo a mi moto y me estaciono al lado de ellos llamando la atención de Fiorella.

―Buenas tardes, hermanita, aquí traje lo que me pediste ―Le doy la caja de zapatos― Un par de zapatos hermosos ya que los otros lo dejaste oliendo fatal ―Se pone roja de la ira― Pastillas para tu dolor estomacal, pastilla del día después, toallas sanitarias para tu sangrado excesivo y esta crema que sirve un poco para la infección que tienes ahí abajo, nos vemos, hermanita. ―Le palmeo la espalda, me subo en la moto y la dejo más roja que un tomate.

Acelero por las calles riéndome de lo que acabo de hacer pero sé que me costará muy caro, aumento la velocidad sintiéndome libre y sin preocupaciones encima, llego a la cafetería en cuestión de minutos y no veo movimiento de personal, algo está raro. Estaciono mi moto, bajo y camino hacia la puerta pero antes de si quiera tocar la puerta sale mi jefe.

―Jake, no abriré en local, te espero mañana a primera hora. ―Cierra la puerta en mi cara dejándome plasmado sin saber qué cara poner.

Doy media vuelta todavía con la incógnita en mi cabeza pero no le doy tantas vueltas y empiezo a caminar hacia mi moto para largarme de ahí. Llego al departamento en cuestión de minutos y cuando estoy por entrar escucho muchas voces dentro «¿Hay una fiesta o qué carajos?»

―¿Qué diablos está pasando aquí? ―Abro la puerta y rápidamente tres pares de ojos se posan en mí.

―Hola hijo, vinimos a saludarte y a hablar contigo ―Dice mi madre abriendo los brazos para que la abrace.

Dejo a mi madre y voy con Alessandro, mi padre.

―¿Cómo va todo, padre? ―Nos damos un apretón de manos.

La chica de la cafetería.Where stories live. Discover now