Trece.

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Pasó un mes y Hürrem aceptó la invitación de su hijo mayor para ir al palacio de caza, por lo cual se mantuvo lo más lejana a todo lo que últimamente solo la dañaba

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Pasó un mes y Hürrem aceptó la invitación de su hijo mayor para ir al palacio de caza, por lo cual se mantuvo lo más lejana a todo lo que últimamente solo la dañaba. Süleyman permitió que Hürrem fuese a solas con sus hijos y la servidumbre, pero mandó de cerca a Rustem Pasha, dejó más que claro el hecho de que le cortaría la cabeza si algo le llegaba a pasar a su Sultana o a sus hijos.

Caminó por el borde del río sintiendo sus ojos arderle, se sentía tan vacía en ese momento estando lejos de él, lo amaba tanto que sentía su alma desgarrada y destruida, nada lograba hacerla sonreír o tan siquiera dejarla a gusto, quiso rendirse ante el amor y volver a los brazos del Pasha, de caer en los brazos de ese verdugo que en algún momento terminaría con su vida, ese que junto a las demás Sultanas que querían su cabeza. Pateó una piedra con fuerza para luego sentarse en el suelo dejando que sus pies tocaran el agua, cerró los ojos dejándose llevar por sus recuerdos, de pronto un calor extraño la invadió y una necesidad creció en su vientre, apretó las piernas asentir el fuego en su sexo, no entendía exactamente qué le pasaba era algo nuevo.

Llevaba días sintiendo sus pechos más sensibles que antes, y un calor descontrolado en su interior, deseaba ser acariciada por alguien ese momento, le daba igual todo solo quería dejar de sentir ese fuego que la estaba volviendo loca, gimió en voz alta ante el dolor del placer que estaba albergando su vientre, se dejó caer sobre el pasto, no se atrevió a mirar hacia los lados pues sabía que estaba sola y realmente quería placer pero no podía hacerlo ahí, nunca tuvo esa necesidad de autocomplacerse pero su ser lo pedía a gritos y ella no se pudo negar.

Se levantó con cuidado y sus piernas temblaron ante el primer paso, rápidamente se apoyó sobre un árbol arqueando su espalda.

—¿Qué me pasa, Allah?- gimió cayendo de rodillas, estaba muy lejos del palacio, ella misma escapó de sus hijos y criadas para tener privacidad, estaba sola- ¿Qué es este fuego que está quemando mi interior...?

Llevó sus manos hasta sus pechos y los masajeó sintiendo rápidamente el placer invadirla por completo nublado su vista con lágrimas de placer, no entendía, no sabía exactamente qué sucedía pero siguió hasta sentir una fuerte electricidad en su cuerpo haciéndola caer una vez más sobre el pasto, las piernas le temblaban y se sentía tan pequeña en ese instante que solo pudo abrazarse así misma... Tuvo un orgasmo solo tocando sus pechos, aún estaba sorprendida, no lograba comprender como la ausencia de Ibrahim lograba todo eso en su cuerpo y ser pero en ese momento lo quería cerca.

Ibrahim por su parte era como un león enjaulado mirándola desde lejos, llevaba días así, mirándola desde la oscuridad. El sultán al parecer no confiaba lo suficiente en Rustem así que decidió mandar a su hombre más leal a vigilar el bien estar de su familia sin siquiera sospechar que Ibrahim moría de deseo por esa mujer que Süleyman llamaba suya. Estaba celoso, Rustem no deja a de querer estar cerca de ella por lo cual le sorprendió cuando la vio escapar de todos y correr por la oscuridad del bosque hasta llegar a un río donde dejó que por fin el sol rozara su piel pálida. Odiaba a ese Pasha, lo quería muerto ¿Pero cómo lo lograría? Era uno de los hombres más leales a la Sultana, ella sabría que fue él el que acabó con Rustem muy rápido así que descartó esa idea, lo único que le quedaba era casarlo y mandarlo lejos junto a una mujer, la única que se le cruzó por la cabeza fue Firial la cual no dejaba de seguirlo a todos lados buscando obtener un mínimo de atención de su parte pero no lograba nada ya que Ibrahim solo tenía ojos para esa mujer que ahora estaba sobre el suelo con la respiración agitada y los ojos cerrados.

Perdón. [Hürren x Ibrahim] Where stories live. Discover now