Veintidós.

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Mustafá corría por los pasillos del palacio con la respiración agitada y los ojos cubiertos de lágrimas retenidas, sentía que su pulso estaba al máximo y que la vena que tenía en el cuello explotaría en cualquier momento.

¿Por qué los pasillos le parecían cada vez más largos?

Su ropaje estaba manchado con sangre y se sentía tan frustrado, cuando llegó a los aposentos de su padre abrió las puertas ignorando las negativas de los guardias encontrándose con Süleyman acompañado de Hürrem. Los dos detuvieron su charla sobre el bebé que esperaba la Sultana al escuchar el estruendo de las puertas chocando contra las paredes.

- Mustafá cuantas veces te he dicho qué... ¿Mustafá?- Süleyman detuvo su reclamo al ver el estado de su hijo, caminó rápidamente hacia él tomando sus mejillas- ¿Estás lastimado hijo mío? ¿Qué pasó?

- Su majestad...- su voz sonaba tan rota que hasta Hürrem sintió como si su corazón fuera estrujado dentro de su pecho- la Sultana Hatice, ella... Ella está- no puedo terminar de hablar cuando Süleyman lo soltó y corrió afuera de los aposentos hacía donde se suponía que estaba su hermana.

Hürrem y Mustafá se miraron directamente a los ojos, el joven asintió y salió siguiendo a su padre.

Ella apretó la boca y miró hacia el balcón encontrándose con la mirada oscura del hombre que amaba, éste sonrió y también asintió yéndose detrás de los demás.

- Qué Allah la tenga en su Santa gloria, Sultana...- susurró mirando el cielo para luego bajar la mirada- Bueno... Nos vemos en el infierno maldita bruja.

Salió de ese lugar que tanto odiaba para caminar por el pasillo que la llevaba directamente al Harén contándose con varías concubinas llorando por los rincones, su rostro mostraba confusión y se acercó aún grupo viendo cómo ellas limpiaban sus lágrimas mientras le hacían una reverencia.

- Sultana...

- ¿Qué pasó? ¿Por qué todos están llorando, Lizzie?- miró a su sirvienta más fiel la cual bajó la mirada y suspiró.

- La Sultana Hatice está muerta... La Sultana Mahidevran la encontró en sus aposentos, al parecer se quitó la vida.

El rostro de Hürrem se transformó de confusión a shock, miraba directamente a Lizzie sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas y negó con la cabeza, llevó su mano hasta su boca al sentir como una fuerte náusea la recorría por completo.

Rápidamente la ayudaron a sentarse mientras le daban un vaso con agua, algunas lágrimas bajaron por sus mejillas, cualquiera que la viera pensaría que de verdad esa mujer estaba muy mal por la noticia pero vamos, Hürrem había aprendido muy bien como actuar dependiendo de la situación, ahora todos querían verla mal por la muerte de esa víbora pues lo estaría, estaría tan mal que todos sentían hasta las más grandes de las tristezas al verla.

Mustafá había hecho un gran trabajo, aún le costaba entender a ese joven pero al mismo tiempo comprendía que él quería el trono, el poder, ese imperio. Así que tal como Mustafá había hablado con Ibrahim, lo hizo con ella y Hürrem no pudo evitar ver su felicidad por fin cerca de ella así que aceptó el trato.

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Había pasado unas cuantas semanas desde la muerte de Rüstem, las cosas estaban más tranquilas. Todo volvió a su lugar, Süleyman una vez más estaba recibiendo a otras mujeres dejándola por fin en paz. Estaba feliz con resultado de esa muerte, al final siempre era así... Cada vez que alguien estorbaba en sus planes o los ponía en peligro simplemente se deshacía de ellos, un problema menos y una solución más.

Estaba en sus aposentos tomando un té cuando anunciaron que el príncipe Mustafá deseaba hablar con ella, Hürrem estaba confundida con eso ya que él jamás le hablaba más que para lo estrictamente necesario, así qué asintió y esperó la llegada del joven. En un acto de respeto él besó su mano y con el permiso de Hürrem se sentó a su lado.

Perdón. [Hürren x Ibrahim] Where stories live. Discover now