[16] Ley

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[Narra T/N]

-¡__! ¡Trae tu trasero acá! -una infante Soledad Santana corre detrás de mi, debajo de la lluvia y saltando en charcos de agua.

-¡No, no quiero! -Sol me alcanza y me empuja al charco de agua mojando mi vestido. -¡Soledad de las mercedes Guadalupe Santana!

-¡No me digas así!

-¡Te hablo como quiero! -agarro sus brazos empujandola al charco de agua. -Diremos que nos caímos.

-¡Bien! ¡Y pediremos dulces, muchos dulces!

Deje mi celular en el departamento de mis padres, no tengo los números de mis cercanos y si soy capturada le darán preferencia al rol importante de mis padres. La única que no me criticaba era esa tonta que llamó Soledad Guadalupe Santana, típico nombre estereotipado de latino.

-¿__? -el quemado de Dabi agita mi hombro, no abriré los ojos. -Sé que estás despierta.

-Ño.

-Despierta gata loca. -acaricia mi cintura, acerca su boca a mi oído respirando antes de hablar. Se me paro lo inexistente. -Tu calzón olía bien. ¿Puedo comerte?

Ay sí...

-No. -imagen traicionera, maldigo el día que conocí a este caliente villano. -Además. ¿No te arrepientes de oler mi calzón? Es enfermo.

-No esperes tanto de un loco psicópata.

-Por eso te rechazo. -te maldigo orgullo.

-Soy un pervertido, piromano, idiota asesino y aún así me quieres. Tienes celos de las bailarinas y la carnívora ¿cierto? -si, no, si, no, si, no. ¡Corazón controlate! -Aceptalo, tus celos son obvios.

-Guapo y todo pero no. -no hasta que dejes de visitar esos lugares para adultos y se vaya la carnívora. Arrastró mi cuerpo a la orilla de la cama, bajo los pies al suelo y estiró mi cuerpo, su jodida bonita risa. -Deja de mirarme el trasero.

-¿Por qué? -esa voz gruesa... hormonas locas.

-Mi cuerpo es intocable. -volteo viendo al quemado levantarse, el piromano durmió desnudo y no me di cuenta. -Pervertido.

No mires, no mires. ¡Mire! Pobres de las chicas que estuvieron en la cama con el flamas.

-Pervertida ¿por qué observas cuando puedes tocar? -puta qué oferton.

-No, no gracias.

Siempre orgullosa, nunca inorgullosa. Nos vestimos, pero antes ordenamos un poco las sábana del dormitorio.

-Cuidado con las cartas. -Dabi deja la caja de explosivos en el maletero, bosteza limpiando sus ojos y sube al asiento de conductor. -Subes o te dejo acá.

Abro la puerta de copiloto subiendo al asiento, el furgón sale del estacionamiento y desayunamos un simple pan con queso que robe de casa, falta café o té. El flamas se ve cansado y sé la razón.

Corrí a la recepción, perdí al quemado... ¿¡Donde se metió ese piromano!?

Sonidos raros en el baño de la recepción. Abro la puerta de inmediato y sorpresa.

-Hola... -la pelirroja muerde el cuello del Dabi. -Dijiste que era tu novia.

-No realmente.

Claro, ambos casi desnudos y esa mordiendo su cuello. ¡Linda forma de finalizar la noche!

-¿Nos dejas solos? -la pelirroja me empuja y cierra la puerta encerrandose con el flamas.

Fuego eterno -DabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora