[46] Dale oportunidad a Dios

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Abre tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras del saber.

–Proverbios 23:12–

Capítulo 46: Dale oportunidad a Dios.

—¿Entonces no estás enamorada de Uziel?

—Franceli, ya para con eso —le pidió Antonieta a su hermana mientras lavaba su plato en el fregadero de la cocina.

—Pero por lo que me has contado de ese muchacho me hace entender que te gusta.

—Me preocupa su vida espiritual, es todo.

—Ajá sí, y yo soy astronauta.

—Sabía que no debía contarte nada. Todo lo mal interpretas siempre.

—Pero es que todo es tan obvio, Antonieta —comentó Franceli con una sonrisa —. Lo que pasa es que no lo quieres aceptar.

—Creo que mejor le diré a papá que estoy lista para ir al colegio —dijo Antonieta mientras secaba sus manos con un trapo.

—¿Y crees que no seguiremos hablando del tema?

—Sé que seguirás insistiendo, pero no puedo decirte más de lo que siento.

—Mentir está mal, Antonieta. Se supone que eres cristiana. Aunque tranquila, entiendo que no lo quieres aceptar. Es una cuestión de sinceridad contigo misma, es todo. Tarde o temprano me darás la razón.

—Nos vemos más tarde, Franceli —se despidió Antonieta con una pequeña sonrisa para luego salir de la cocina.

Obviamente la chica no lo quería aceptar. Estar enamorada de un chico que niega la existencia de Dios no podía estar en su mente. Se suponía que la persona que estuviera a su lado defendería su fe en Dios hasta el final, además de que tiene que ser una persona que la ayude a ella en los momentos de pruebas y luchas espirituales. Antonieta pensaba en un chico que no sólo la amara a ella, sino que primeramente amara a Dios por sobre todas las cosas. En el corto tiempo en el evangelio ella ha podido entender eso, por eso que la idea de estar enamorada de Uziel no era la correcta.

Lucas se miraba al espejo de su cuarto sin voltear su mirada a otro lugar. Su rostro estaba lleno de tristeza y desilusión, acompañado además de algunas espinillas que le acababan de salir y eran muy evidentes en su frente.

Sus ojos mostraban vacío, y sus labios mostraban sequedad.

—Luces increíble, Lucas —se dijo a sí mismo, esta vez mostrando una amplia sonrisa para cubrir su tristeza —. La vida sigue y el amor continúa... o eso creo.

—¡Lucas, te estoy esperando! —le informó su papá desde la sala.

El chico se levantó de la silla y luego tomó su mochila para luego apagar las luces y salir de su cuarto. Cuando pudo llegar a la sala captó la atención de sus padres, quienes no dejaban de ver el delineado que Lucas se había hecho en sus ojos, además de haber pintado sus uñas de color negro.

—¿Qué les pasa? ¿Nunca habían visto a un muchacho así? Entonces nunca fueron rockeros —dijo Lucas mostrando una burlona sonrisa.

—Dile algo, por favor —le pidió Franco a su esposa.

—Se nos hace increíble tu cambio, es todo —le informó Celeste a su hijo sin más nada por decir, realmente no sabía qué decirle.

—¿Increíble? ¿es en serio, Celeste? Nuestro hijo ya está llegando a otros límites.

—Papá, no quiero otra mañana horrible. ¿Puedes por favor ser una buena persona hoy?

—Lucas, tú y yo tenemos que hablar.

Relaciones de adolescentesWhere stories live. Discover now