[71] Toma la palabra

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Así que despójense de toda impureza y de tanta maldad, y reciban con mansedumbre la palabra sembrada, que tiene el poder de salvarlos. Pero pongan en práctica la palabra, y no se limiten sólo a oírla, pues se estarán engañando ustedes mismos.

–Santiago 1:21-22–

Capítulo 71: Toma la palabra.

   Los días fueron avanzando, cumpliéndose dos semanas después de todo lo sucedido anteriormente.

   El periodo escolar ya estaba a tan solo una semana de terminar. Los estudiantes presentaban los exámenes finales; y los de último grado sólo pensaban en la graduación y la fiesta.

   Tantos años en el colegio ya estaba por tener su final; pero sería el comienzo de una etapa nueva para aquellos que tienen la intención de estudiar una carrera universitaria.

   El festejo del último timbre sería en unos próximos días, así que los futuros graduados ya estaban preparando las pinturas para dicho día.

   Uziel, Antonieta y Lucas se encontraban en la casa del primer chico; hablando de los planes que estaban pronto por hacer cuando se graduaran.

   Uziel tiene planes de viajar con su papá a Mérida, ya que allá tienen a unos familiares que no han visto desde hace años. Eso los ayudaría a despejar más su mente después de lo que sucedió con Samantha, así que aprovecharían cada minuto en aquél lugar para cerrar por completo toda herida que aún pueda estar abierta.

   Antonieta seguiría en las actividades de la iglesia, aprovechando su momento de vacaciones para dedicarle más tiempo a la obra de Dios. Muchos planes pensaba para hacer con los jóvenes; pero eso tendría que notificárselo primero a Mónica para saber si aceptaría dichas propuestas, ya que es la líder de los jóvenes de la congregación.

   Lucas en realidad no sabía qué hacer después de graduarse, de hecho hasta se sorprendió cuando supo que aprobó matemáticas y otras materias en las cuales nunca tuvo tanta fe de aprobarlas. Sí estaba emocionado de graduarse; pero realmente no sabía qué hacer después de eso.

—Muchas veces me cuesta entender la Biblia —confesó Lucas, frunciendo su ceño mientras miraba unos versículos del libro de Cantar de Cantares —. ¿Por qué en algunos versículos tiene que ser tan confusa?

—El entendimiento es con ejercicio constante, Lucas. Cuando leas más seguido la Biblia podrás comprender muchas cosas. Un estudio bíblico te ayudaría mucho, para eso están los maestros de la palabra. En la iglesia hay varios que te pueden ayudar, incluso la misma Mónica es maestra —comentó Antonieta, sentada en uno de los sofás de la sala.

—De hecho, orar antes de leer también te puede ayudar —aconsejó Uziel —. Es una estrategia que me ha ayudado poco a poco. No soy un experto hoy en día; pero por lo menos ya domino y entiendo ciertos temas.

—Aún no supero que ahora seas cristiano, Uziel —dijo Lucas, cerrando la biblia para fijar su mirada en el chico que estaba sentado a un lado de Antonieta —. Pretendías sacar a Antonieta de su fe; pero tu plan no funcionó. Mírate ahora, hablando de Dios con mucha confianza.

—Los planes que tiene Dios para el ser humano son mayores de lo que podemos pensar —comentó Uziel, mostrando una pequeña sonrisa.

—Realmente... No sé si ir hoy a la iglesia. Quizás me sienta incómodo.

—No digas eso, Lucas. Si vas con esos pensamientos en tu mente puedes cerrarte en tu interior, de esa forma no le podrás dar libertad a tu espíritu —comentó Antonieta.

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