02 | Distance

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Distancia

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Discusiones
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El sonido de la ruidosa alarma resonó por toda la habitación de Jim Lake, sobresaltando a la joven quien por fin había podido conciliar el sueño luego de varios intentos fallidos en toda la duración de la madrugada.
Su cabeza dolía a montones y ni hablar de su espalda, esta última por haber dormido sentada mientras Jim usaba su estómago como almohada y dormía sobre sus piernas.

Nada que una pastilla y un café fuerte no arreglen

Fijó su vista en el acompañante que ni se inmutó con el sonido de la alarma, el chico estaba profundamente dormido mientras que au mano derecha arrugaba la camisa de ella y el brazo izquierdo pasaba por debajo del torso de ella dejándola aprisionada.

Creía que ella desaparecería de su vida de nuevo

Siempre bromeaba al respecto, pero Stella sabía que aquello no era broma. Ella igual sentía que lo perdería.

Mientras la Orden Arcana no diese señales de vida, y estos siguieran con su vida normal, la espina de miedo a perderse mutuamente siempre estaba presente.

—Jim... cariño, despierta.— dijo acariciando los suaves cabellos despeinados de su pareja.

Él solo gruñó y se aferró más a ella, sacándole una enorme sonrisa debido a la ternura.
Jim aún conservaba actitudes como si siguiera siendo un Troll, como los gruñidos, algunos extraños ronroneos, y a veces... los ánimos de querer comerse los cubiertos.

Le dolía más la fobia que Jim desarrolló hacia el sol, dificultando más sus avances en las terapias.

—Debo ir a clases.— le recordó comenzando a reír, el de mirada azul cielo suspiró cansado, debido a ello, el aire exhalado llegó hasta el estómago un poco descubierto de la chica.

Stella era muy cosquilluda.

—Quédate conmigo.— susurró sin abrir sus ojos.

—Las clases caso acaban y debo entregar tus tareas.— reprochó haciendo el tercer intento en querer levantarse.— ésas manos...— regañó.

Recientemente descubrió nuevas sensaciones que atacan a su cuerpo cuando Jim rozaba su estómago expuesto o cuando este llegaba a rozar las yemas de sus dedos de forma mínima sobre las piernas de ella cuando se abrazaban como koala.
Era cierto que ninguno lo hacía de mala forma, pero Stella de vez en cuando llegaba a sentir que aquel roce quería convertirse en una llamarada destructora a su paso.

Eso la ponía nerviosa.

Sin embargo sus preocupaciones y responsabilidades eran más grandes que "sus ataques adictivos" que llegaba a tener, podía ser sincera, aquellas sensaciones nuevas quería vivirlas al máximo; no estaba bien. Y junto a los nervios, venís el miedo.

Miedo a ser la única chica que de seguro le pasaban esas cosas. Así que no lo hablaba con nadie y lo ignoraba.

—La escuela es la prisión.— le recordó, notando la nostalgia en su voz tras un largo silencio.

Aquella frase fue dicha hacía un año y meses cuando ella despertó y quiso saber qué era la escuela. Vaya tiempos.

—Tortolitos, Stella debe ir a clase y tú, Jim debes prepararte para tus terapias físicas.— la voz de Bárbara Lake los sacó de su burbuja nostálgica volviéndolos a la normalidad.

—Donde manda capitán no manda marinero.— se burló la de cabellos carmesí, usando las frases que aprendía de Stuart.

El bufido del ex Cazatroles les causó gracia tanto a su madre como a su novia, la primera se fue al escuchar los quejidos de uno de sus pequeños.
El azabache aprovechó la distracción de su pareja para abrazarla una vez más, esta vez poniendo su barbilla en el hombro de ella.

4 | Titans 【Rise Of Titans; James Lake Jr.】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora