03 | Hospital

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Hospital

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Cirugías
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[Ardía y dolía como el mismísimo infierno, lo peor de todo era que ni siquiera ella era quien sufría en carne propia. Pero aquella escena jamás se borraría de su mente, anhelaba dejar de ver, pero siempre su dolor y curiosidad la traicionaban causando que ella misma se hiciera daño.

Ahí estaba, en la esquina de una habitación de cuidados intensivos, mordiendo su labio con violencia, dejando de respirar y rascando su brazo con fuerza a tal punto que había comenzado a sangrar nuevamente. Estaba en el hospital.

Estaba teniendo un ataque, y no era nada a conciencia. Era por lo que veía.

Jim siendo sometido por cinco doctores que querían suministrarle calmantes y un fuerte sedante para que el chico de 17 años -casi 18- dejara atrás su dolor, puesto que, aparte de traumatismos en algunas zonas frágiles de su cuerpo, la aparición de unas costillas rotas podían perforarle los pulmones si no se trataba a tiempo. Un esguince en su codo y una fractura de muñeca fue otra consecuencia de sus batallas, y ni hablar de sus piernas débiles y con necesidad de intervención en la pierna derecha.

—¡'Ella, no!.— suplicó cuando dos doctores lograron tomarle de sus brazos y sujetarlo, mas no cesaron las patadas.— ¡Diles que no me duerman! ¡Ya no estarás cuando despierte!.— gritaba en llanto.— ¡NO QUIERO DORMIR!

La chica solo puso sus manos, un poco manchadas de sangre, sobre sus oídos, aumentando su llanto. Ver a Jim de ésa manera y no hacer nada era peor que dormir 900 años.

—¡No me dejes!, ¡No los dejes!.— ahora siendo sujetado de sus extremidades, comenzaron a suministrarle de forma intravenosa un poco de sedante, era momento de llevarlo a cirugía.— sálvame...

Un fuerte golpe resonó en la habitación, llamando la atención de los doctores quienes apenas y suspiraron por haber controlado el ataque de nervios del joven adolescente.
Miraron hacia donde el golpe fue producido.

Stella había perdido la consciencia.

Tres de ellos se llevaron al adolescente en camilla al quirófano y los otros dos se llevaron a la de cabellos carmesí en camilla a emergencias.

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Bárbara Lake había dejado su celular en casa, ni siquiera le dio una explicación a Strickler, solamente se fue de casa estando en su respectivo día libre. Y condujo a toda velocidad hacia el Hospital donde ejercía sus labores de doctora.

Recibir una llamada a las 6:00 de la mañana diciendo que la vida de su hijo peligra, no es algo lindo de escuchar. Tenía sentimientos encontrados, tanto que no pudo evitar llorar mientras conducía al edificio, su hijo, su pequeño y su motor de superviviencia ya estaba en Arcadia, como el humano que una vez fue.

Pero estaba entre la vida y la muerte.

—Atenderé a mi hijo.— advirtió al llegar, colocando su bata blanca y desinfectandose sus manos para pasar a la sala de operación.— reanimen a la joven, ambos están bajo mis cuidados.— las enfermeras asintieron. No se dijo nada y tomó las escaleras corriendo para llegar al tercer piso.

Stella y Jim, aquella extraña pareja compuesta por una chica de 917 años y un ex Troll de 17 años, peculiar.

Pero ella amaba a su hijo y a la pequeña que se sacrificaba por él y que lo amaba de una forma tan inocente, pocas veces se encontraba un amor tan puro como el de Stella Miracle hacia Jim Lake.

—Bienvenido a casa, mi niño.— susurró la mujer con su mascarilla y guantes puestos, se mantuvo serena a pesar de ver a su pequeño azabache con un tubo que daba a su garganta y cables que controlaban su ritmo cardíaco.— mamá está contigo... Te prometo que ambos estarán bien.

5 horas en cirugía junto a sus colegas, y su hijo pudo pasar a observación donde sería controlado y probablemente despertase unos días después.
Mas el labor de la Doctora Lake aun no terminaba, tiró sus guantes y mascarilla en los desechos y corrió hacia el primer piso donde estaba emergencias.

—Resumen.— pidió la mujer de cabellos naranjas al ver a una chica de cabellos rojizos, estar completamente sedada.

—Despertó a los 5 minutos de haber dictado sus órdenes.— explicó la enfermera de tez morena.—, estaba incontrolable, gritaba por su hijo y a la vez sufría un ataque de ansiedad...

Mostró los brazos de la joven, estaban rojos y dañados donde los visibles arañazos que ella misma se había causado estaban a flor de piel.

—Tuvimos que sedarle, requiere de una minuciosa revisión, no sé cómo ni porqué, pero tiene trozos de cemento, vidrio y algunos escombros atascados en su piel...

Tomó una bolsa plástica cerrada y mostró dicho contenido a la Doctora a cargo, la de lentes hizo una mueca.

Siempre has sido fuerte, pequeña

—Me encargaré de ella.— dijo tomando la camilla de la adolescente.— voy a operarle, nos vemos en el tercer piso, sala 9.— avisó llevándose a la adolescente.

Estando preparada nuevamente, y un poco más calmada ya que entre los dos jóvenes, su hijo era el que estaba más al borde de la muerte; prepararon a Stella para sus extracciones.

—Yo su espalda, ustedes sus piernas, luego seguiremos el mismo proceso del otro lado.— dio las indicaciones.

Entre ella y 3 enfermeras comenzaron a sacar trozo por trozo y con ayuda de lupa y pinzas, los daños que Stella había sufrido en su cuerpo, al menos ella no tenía un hueso roto.

Pero sí que debía vendar sus brazos para evitar que ella se lastimara a sí misma.

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La habitación 234 era adornada por cientos de flores que casi todo Arcadia mandaba a la pareja que "recién llegaba" de salvar el mundo, otra vez.
Flores de todos los colores le daban vida a la blanca y pálida habitación, teniendo como ritmo, el sonido de dos electrocardiogramas de dos corazones que, por increíble que pareciera, latían al compás y a un ritmo armonioso... pacífico.

Perfecto.

Con un poco de influencias, Bárbara Lake había conseguido que su hijo y la pequeña Stella durmieran en la misma habitación y demasiado cerca uno del otro.
Tuvieron que unir dos camas para acercar a ambos jóvenes.

Sabía perfectamente que ella solo había logrado "reparar" físicamente a los jóvenes, mas no psicólogicamente.
Por lo que, al escuchar de los labios de su hijo pequeños quejidos acompañados de un "'Ella" y a la hija de Merlín susurrar entre sueños el nombre de "Jim", supo que debía mantenerlos cerca por el bienestar de ellos mismos.

Las enfermeras y doctores le confesaron que el azabache se negaba a dormir por miedo a que lo separaran de Stella, mientras que la chica no sabía cómo reaccionar, por lo que su cuerpo liberaba su tensión de tal manera que sus brazos se llevaron el peor castigo.

Stella Miracle obtuvo 5 puntadas en su brazo izquiero, pues este era el más lastimado.

Al tercer día, ambos despertaron de aquel sueño que les habían provocado.
Estaban asustados, ninguno quiso dormir y fueron obligados a la fuerza.

Era triste.

Ambos abrieron sus ojos, mostrándose sin vida, parecían estar muertos. Pero al reaccionar buscaron la presencia del otro, de forma desesperada.

Ambos se miraron, y aquellos ojos tristes volvían a brillar ante la presencia del otro, estando tan cerca,  fue inevitable no tomarse de las manos.

Querían llorar.

Ambos estaban destrozados.]

4 | Titans 【Rise Of Titans; James Lake Jr.】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora