—¿Esto no se considera como una infidelidad?— suspiraste entre besos, las manos de Silva se encontraban rodeando tu cintura con firmeza. No esperabas respuesta alguna, Silva era de mantener silencio la mayor parte del tiempo.
En un abrir y cerrar de ojos te encontrabas sentada en la cama, sin embargo, Silva había dejado la habitación. Rodaste los ojos, seguramente alguno de sus hijos se encontraba cerca. ¿Por qué intentaba ocultar lo que ustedes tenían?, sus hijos no eran tontos y por supuesto que ya sabían al respecto. La única que no estaba enterada era su esposa.
Te acercaste a uno de sus cajones en busca de dinero, su relación era un tanto extraña. Al principio ibas a contraer matrimonio con su hijo; Milluki. Debías resaltar que ninguno de los dos estaban contentos con aquello, por supuesto, Silva y Kikyo tampoco eran la excepción.
Kikyo decía que no eras lo suficientemente buena para su hijo, afirmó que no tenías la capacidad de poder parir buenos niños para su linaje Zoldyck. Silva por su parte, decidió llevarte hasta su habitación para hablar con más "tranquilidad", proponiendote ahí el extraño trato que aún hoy hasta 8 meses después; seguían manteniendo.
—¿Aceptas?
—¿Estás buscando alguna forma para que tu esposa me asesine?— carcajeaste nerviosa, la idea te encantaba, sí. A pesar de doblarte la edad, él te resultaba atractivo.
—Kikyo no se va enterar de ningún modo.— su tono de voz era grave y el aura en la habitación no ayudaba, se te hacía casi imposible el respirar. Este hombre lo que tiene de sexy, lo tiene de peligroso.
—Suponiendo que es verdad, ¿no te sale más fácil decirme que me largue lejos de tu familia?, y así no gastas dinero.— un movimiento de ceja casi imperceptible captó tu atención
—Sí, pero el problema es que tú eres mi interés personal justo ahora.
Cerraste los ojos al contacto, Silva te había agarrado con delicadeza del cuello y sin embargo, no trataste de moverte en señal de rechazo ante su acción.
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—Sabía que te gustaban los mayores, pero no al punto de aceptar algo así a mí padre.— pronunció Milluki sorprendido —¡No toques mis figuras!, te lo he repetido muchas veces.
—Tampoco me lo esperaba, pero mira, sí puedo conseguir dinero fácil; no pienso ir en contra de la corriente.
—Aún así, nuestro compromiso se ha roto.— movió su pulgar en señal de felicidad, mientras una sonrisa extraño surcaba sus labios —¿Cómo piensas seguir con lo de mi papá?
