Parte 82

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    -¡Aaah! ¡Esa es mi heladera desgraciados! -escuchamos gritar a Evelyn apoyada sobre el barandal de la terraza mirando hacia abajo.
    Estaba sentado con Margo encima mientras platicábamos con los chicos cerca de la consola de dj y los "rifles de pintura" para cuidar que nadie toque la mercancía.
    Todos nos levantamos y nos acercamos junto a ella. Al parecer un par de chicos estaban sacando la heladera de su casa.
    -Te dije que debíamos meterla en la pieza de tu mamá -le recriminó Ethan a Evelyn y con Margo volteamos a verla con el ceño fruncido.
    Evelyn nos sonrió inocente.
    -Bueno...  Quien tuvo la idea de meter todo lo de valor en la pieza de mi mama y después cerrar con llave fui yo. ¡Pero no esperaba que se roben la heladera! -clamó furiosa y volvió a mirar hacia la calle.
    -¡Vecinos! ¡Llamen a la policía que me están robando! -gritó Evelyn a todo pulmón sobre el sonido de la música.
    Eran como las cuatro de la mañana y aún ni un reporte de queja por parte de los vecinos, por eso Evelyn estaba tan ofendida. No comprendo por qué le gustaba esforzarse por obtener el  título de "insoportable", en verdad se esmeraba.
    -¡Nosotros somos tus vecinos maldita loca! ¡Y esto es por rayar mi auto con tu bicicleta! -le gritó uno de los chicos que cargaba la heladera de un extremo.
     -¡Tu auto estaba sobre la bicisenda tarado! -le clamó Evelyn desde arriba amenazándolo con su dedo. Luego salió corriendo a toda prisa para ir por su heladera, no sin antes agarrar un rifle.
     -Bueno... creo que ya se acabó la fiesta -comentó Elliot y también tomó un rifle para ir a apoyar a Evelyn.
    -Esto se va a poner bueno -comentó Delia y se apresuró a coger uno junto con Ethan, Adam y Daniel.
     Los dos últimos nomas se quedaron practicando tiro al blanco desde el balcón de la terraza mientras los demás bajaron a sacar a todo el mundo de la casa. Pronto la música dejó de sonar y solo se escuchaban gritos mientras una enorme manada de gente comenzaba a salir corriendo de la casa hacia cualquier lado. Menos mal que con Margo nos quedamos arriba, porque vimos a Evelyn meterse adentro de su heladera para no terminar pisoteada, pero entre Adam y Daniel la protegían desde arriba disparando a los que se acercaban a la heladera. 
    -Definitivamente para mi cumpleaños voy a organizar partidas de ajedrez... -comentó Margo mirando junto a mí la escena con pavor. No obstante, fruncí el ceño ante su comentario.
    -¿Cuándo cumples? -le pregunté sin tener la menor idea de la fecha de su cumpleaños. Nunca se me dio por preguntarle a pesar de que desde el comienzo nos comprometimos en anular el compromiso apenas cumplir los dieciocho años.
    -En julio -me respondió con una sonrisa.
    No faltaba mucho, solo un mes y yo cumplía en septiembre, me pasaba dos meses.
    -Que bueno que cumples primero, no quería tener que pasar la vergüenza de decir que ya no quiero pedir el divorcio -le dije mirándola con una sonrisa orgullosa en medio de todo el griterío y los disparos.
    Margo dejó de sonreír y me miró sonrojada y furiosa, pero saltó sobre mí y me enredó el cuello con sus brazos para luego robarme un beso el cuál recibí ansioso.
    -¿Nos vamos a tu auto? -me preguntó con voz seductora, pero a mí se me borró la alegría, recordé a mi bebé. Estaba estacionado a la vuelta, pero afuera ardía Esparta, espero que esté intacto o me moría.

    Nos despedimos de los chicos y luego de comprobar de que Evelyn salió de la heladera con vida nos fuimos a ver a mi bebé. Estaba intacto. Junto estaba también el auto de los hermanos de Delia, pero este tenía una cagadón de pájaro sobre el capot. Suspiré aliviado, no fue el mío.
    Subimos y comencé a desabrocharme la camisa mientras Margo a mi lado se colocaba el cinturón. La vi con el ceño fruncido.
    -¿Qué no lo íbamos a hacer? -le pregunté desentendido.
    Margo me miró perpleja y luego me golpeó con su bolso riendo.
    -No era literal y no vamos a hacerlo aquí en medio de la calle. Además, la última vez fui yo quien quedó con las piernas adoloridas, sí quieres volver a hacerlo en el auto tú vas arriba -me recriminó consternada.
   La miré dolido.
    -¿Entonces nunca más en el auto? Pero no me puedes negar que la del auto no fue buena -le rete esperanzado, sé que es incómodo para ella hacerlo en el auto, pero el ambiente es excitante.
    Margo enrojeció recordado aquella vez y luego de encontrar las palabras adecuadas me regañó:
    -Sí, fue muy bueno, pero no tenemos necesidad de hacerlo incómodos en el auto, Matt. Tenemos una cama de dos plazas y media y un cuarto para nosotros solos -se defendió.
    -Bueno… pero también hay que cambiar un poco el ambiente, sino se vuelve monótono. Además, tu siempre te quedas cómoda abajo, mínimo me debes vales en el auto -me defendí orgulloso volviendo a cerrar mi camisa.
    -¡¿Monótono?! ¡¿Quieres decir aburrido?! ¡¿Acaso te aburro Mattwell?! -gritó de repente con voz aguda haciéndome sobresaltar.
    -No digo que me aburres, digo que quiero hacerlo en todos lados contigo -me quejé ofendido encendiendo el auto.
   -Reza si quieres volver a tocarme -murmuró furiosa pero la escuché perfectamente.
   Rodeé los ojos y no le di importancia. En la noche la haría mía sin problemas, Margo era puro berrinche hasta que le metía mano.

















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¡Solo es por los papeles!Where stories live. Discover now