3. Deja de seguirme

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Habían pasado dos días, únicamente dos malditos días y el mafioso ya estaba harto.

El puto espíritu del director o lo que sea que fuese ¡No dejaba de seguirlo! No lo dejaba solo ni dos minutos. Ni en las misiones, ni el su casa, ni con su jefe, ni con su hermana, ¡ni con absolutamente nadie!

Empezaba a desesperarse, por lo que recurrió al origen del problema. Atsushi.

Terminó su trabajo lo más rápido posible y se encaminó a la Agencia, pero Chuuya lo detuvo en el camino.

- Hey Akutagawa, ¿a dónde vas?

"MIERDA" gritó internamente. Por donde lo viera estaba jodido, pero siguió con su farsa.

- Gin quiere algo de ramen para cenar, iré al supermercado a comprar las cosas- Respondió lo más natural posible

- Me alegra que la apoyes, últimamente tiene mucho trabajo. Eres un gran hermano Akutagawa- Felicitó Chuuya

- Gracias Chuuya-san, si me disculpa me retiro

Fue caminando de lo más tranquilo, hasta asegurarse de que su superior ya no lo veía. Cuando lo hizo, su alma regreso a su cuerpo, respirando profundo.

Estaba siendo muy exagerado, pero ya no sólo tenía que lidiar con el fantasmita, también con su jefe, superior y compañeros, sin mencionar a su subordinada que siempre tenía los ojos puestos en el.

"Acosadora" pensó al recordarla. Retomó su camino, no sin antes pasar por dos cajas de ramen instantáneo, si iba a mentir al menos tenía que ser precavido.

Podían atacarlo, podían llamar a la policía, podía secuestrar al agente y luego devolverlo como si nada, podía tocar la puerta como alguien normal, podía entrar por la ventana. Tantas opciones y cada una sonaba aún más estúpida que la anterior.

Decidió pasar a su casa y cambiar su ropa por una de civil, así por lo menos no llamaría tanto la atención. Justo cuando estaba en la puerta, recordó que Atsushi le dio su número de celular.

Se sintió horriblemente imbécil, pero las ganas de quitarse al director de encima eran más fuertes. Tomo su teléfono, marcó el número y esperó. Un tono... dos tonos... tres tonos...

Atsushi brinco de su lugar al escuchar el tono de llamada, casi de desmaya al ver quien le llamaba.

- Kunikida-san, me darías un minuto para...

-No es asunto mío- Contestó sin darle importancia en lo más mínimo

Ni le importó que los hermanos Tanizaki lo vieran raro, de por sí ellos ya eran los raros. Salió afuera un momento y contestó

- Tengo un problema- Dijo siendo totalmente directo y sin rodeos

- De acuerdo, ¿qué es?

- El director lleva dos días seguiendome, no me deja tranquilo en ningún puto momento- Explicó un tanto desesperado

- Eso es raro... normalmente me sigue por unas cinco horas y luego se va

- ¿¡Cinco horas!?- Gritó furioso

- Relajate, te veo en el parque de la vez pasada a las seis, ¿te parece?- Propuso para arreglar el problema personalmente, o al menos intentarlo

- Si el jodido idiota no desaparece, me las vas a pagar tu...- Amenazó y luego suspiró

- Lo se, lo sé, te veo ahí- Colgó y regreso a trabajar, preguntándose sobre la causa de que el director insistiera tanto en seguir al mafioso

- ¿Quién era Atsushi-kun?- Preguntó Dazai como buena señora chismosa

Together // Shin SoukokuWhere stories live. Discover now