13. Declaración

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Caminó con toda tranquilidad hasta el parque, disfrutando del aire fresco y una sensación de paz en él.

Aunque muy en el fondo, sentía preocupación por el futuro, el de los dos.
Tenía tantas ganas de confesarse que poco le importaba ser tachado de traidor. Si lo descubrían, podía decir con total seguridad que este mes había sido el mejor de toda su vida.

Ya no se sentía tan solo como de costumbre, sus días estaban llenos de mensajes escritos por cierto agente, dándole buenos días, tardes, noches o preguntando si durmió bien, si necesitaba ayuda con algo, entre muchas otras cosas.

Por su parte, él hacia lo posible por ponerse al par. Solía dejar notas en la puerta de Atsushi luego de que Kyouka saliera, escribía pequeños recados deseandole un buen día y a veces con un pastelillo de fresa.

Esos pequeños detalles enamoraban, literalmente. Con sólo ver una notificación del otro, su mundo entero se volvía a iluminar.

- ¡Por aquí!- Gritó el agente a lo lejos

Cruzó la calle viendo hacia ambos lados y se acercó a su compañero. Atsushi se sonrojó demasiado al recordar las palabras de la hermana del mafioso. ¿Era hora de preguntar?...

- Jinko, ¿todo bien?- Preguntó preocupado

- S-si, no es n-nada- Dijo tranquilo

- Deberíamos tener más cuidado, Dazai-san me llamó cuando venía y pregunto donde estaba...

- ¿Y qué le dijiste?- Preguntó nervioso

- Obviamente le mentí tonto, no podía decir "Si, saldré con su subordinado igual que las últimas tres semanas"- Rió leve

- ¿Le... mentiste a Dazai-san... por mi?

El tono de voz del albino se volvió más relajado, dulce pero sin llegar a ser empalagoso.

- Haría todo por ti...- Contestó de la misma manera

Tomó la mano derecha de Atsushi y dejo un pequeño beso en el dorso de esta.
Las expresiones del contrario no tenían precio, y no tenía pensado dejar de verlas.

- S-sobre e-e-eso...- Mencionó tartamuedeando más de lo normal

- ¿Quieres hablar del beso?- Incitó otra vez

El albino desvió la mirada, sonrojado y ansioso. Akutagawa aprovechó para dar un paso más y tomar su mentón con el dedo índice y pulgar.

- Si te dijera que me gustas, ¿me creerias?

Atsushi era toda una obra de arte, con el viento despeinando ligeramente sus hermosos cabellos, sus brillantes ojos bicolores y un adorable carmín en sus mejillas.

- Lo haría... si te dijera lo mismo ¿también me creerias?- Preguntó perdiéndose en los ojos del mafioso

Dos diamantes grises, resplandecientes y llenos de paz, algo que no podía decir de todos los integrantes de la Port Mafia, una ligera sonrisa que a pesar de ser pequeña, era más que suficiente para transmitirle los sentimientos que no se atrevía a decir.

- Claro que lo haría...- Susurró cerca de sus labios.

Cerraron sus ojos lentamente, dejándose llevar por el ambiente. Se encontraban curiosamente debajo de un árbol de cerezo, el cual desprendía un par de pétalos cada vez que el aire soplaba y siendo testigo de dos chicos declarando su amor.

Un beso tierno los unió, uno que generó un pequeño chasquido al momento de separarse.

- N-nosotros...- Murmuró avergonzado

Together // Shin SoukokuWhere stories live. Discover now