43.- 𝑬𝑳 𝑷𝑨𝑻𝑹𝑶𝑵𝑼𝑺 𝑬𝑹𝑨 𝑫𝑬...

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Corrieron todo lo deprisa que pudieron. Buckbeak iba detrás de ellos a medio galope. Oyeron aullar al hombre lobo a sus espaldas Vieron la cabaña. Kiara derrapó al llegar a la puerta. La abrió de un tirón, Potter dejó pasar a Jade y a Buckbeak, y él entró detrás de ellos y echó el cerrojo. Fang, el perro jabalinero, ladró muy fuerte.

—¡Silencio, Fang, somos nosotros! —dijo JJ, avanzando rápidamente hacia él y acariciándole las orejas para que callara—. ¡Nos hemos salvado por poco!.

—Sí...

Miraron por la ventana. Desde allí era mucho más difícil ver lo que ocurría. Buckbeak parecía muy contento de volver a casa de Hagrid. Se echó delante del fuego, plegó las alas con satisfacción y se dispuso a echar un buen sueñecito.

—Será mejor que salga —dijo Jade—. Desde aquí no veo lo que ocurre. No sabremos cuándo llega el momento.

—No irás sola, yo voy contigo. Y no, no voy a cambiar de opinión —añadió al ver que ella iba a hablar.

Salieron y rodearon la cabaña. Oyeron gritos distantes. Aquello quería decir que los dementores se acercaban a Sirius...

Miraron hacia el lago, con el corazón redoblando como un tambor. Quienquiera que hubiese enviado al patronus, haría aparición enseguida.

Ya estaban allí los dementores. Surgían de la oscuridad, llegaban de todas partes. Se deslizaban por las orillas del lago. Inconscientemente ambos se acercaron. Cada vez estaban más cerca del lago, pero no se veía a nadie. Se escondieron detrás de un arbusto.

—¡Vamos! —murmuró Potter, mirando a su alrededor—. ¿Dónde estás? Vamos, papá.

Pero nadie acudió.

Jade levantó la cabeza para mirar el círculo de los dementores del otro lado del lago. Uno de ellos se bajaba la capucha. Era el momento de que apareciera el salvador. Pero no veía a nadie.

Entonces lo entendió, eran ellos.

Sin dudarlo ella salió del arbusto, escuchó de fondo cómo Potter le gritaba, sacó la varita.—¡EXPECTO PATRONUM! —exclamo. Unos segundos después también escuchó a Potter conjurar su patronus.

De la punta de su varita surgió, no una nube informe, sino un animal plateado, deslumbrante y cegador. Frunció el entrecejo tratando de distinguir lo que eran. Ambos animales galopaban en silencio, cruzándose entre ellos y alejándose por la superficie negra del lago. Por un momento a Kiara le pareció una escena muy hermosa, se veían cómo si nadie estuviera corriendo peligro, cómo si el peligro no existiera, cómo si fuera un lugar donde solo había calma y aquellos animales solo estuvieran jugando como cualquier otro día.

Los dementores retrocedían, se dispersaban y huían en la oscuridad. Mientras la luz crecía e iluminaba de una forma impresionante.

Y se fueron.

Los patronus dieron media vuelta pero uno de ellos cambio y se hizo más pequeño.

Las formas se pudieron distinguir.

Uno era un ciervo.

Y el otro era un zorro.

Brillaban tanto como la luna... Regresaban hacia ellos. Se detuvieron en la orilla, y después se desvanecieron.

—Ehmm.. bueno, vayamos por Buckbeak. —habló JJ al ver a Snape que estaba haciendo aparecer por arte de magia unas camillas—, ya es casi el momento, tenemos alrededor de unos... cuarenta y cinco minutos antes de que Dumbledore cierre con llave la puerta de la enfermería. Tenemos que rescatar a Sirius y volver a la enfermería antes de que nadie note nuestra ausencia.

𝐉𝐀𝐃𝐄 𝐘 𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐙𝐊𝐀𝐁𝐀𝐍Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin