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Nota: capítulo narrado por Jamie ✨

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McKenzie

Cuando me separé de los dulces labios de Daniel, una emoción recorrió mi espina dorsal, haciéndome estremecer de pura felicidad. Había estado deseando besar los labios de mi hermoso niño desde el día en que lo vi por primera vez, pero el respeto y el miedo que sentía cada vez que me aproximaba a él, me lo impedía. 

Estar con Daniel era un suceso extraño en mis emociones; me sentía contento, cómodo, feliz, era cómo estar un día en playa con el clima perfecto, la risa de los niños mezclándose con el inconfundible sonido del mar mientras el viento soplaba fuerte, pero al mismo tiempo me sentía como en la punta de un precipicio: asustado de caer y no sobrevivir. 

Sabía perfectamente que ese agonizante pánico se debía a mi madre, ella jamás aprobaría una relación así como ésta sólo porque Daniel no era como yo. 

Ella sabía que lo estaba viendo, me lo dijo cuando llegué a la casa el día que descubrí al hombre que me seguía, quise pedirle que por favor no hiciera eso, que yo no era un niño ni tampoco un maníaco que necesitaba vigilancia constante para no meter la pata en problemas, pero esa voz que pudo ser verbalizada, jamás pasó de un pensamiento. 

Las duras palabras de mi madre fueron:

—¿Crees que es muy bonito ver cómo te encuentras a escondidas con un chico que lo único que quiere de ti es el dinero que tienes en el banco?

Iba a decirle que no, que Daniel no era así, pero pensar y decir eran cosas distintas. 

—Abre los ojos, Jamie, deja de soñar... jamás encontrarás una persona que te ame por lo que eres. ¿Es que no te das cuenta que el amor es una idealización surrealista que la gente se inventó para aprovecharse de los más débiles?   

Cerré los ojos, incapaz de responder, incapaz de verla, incapaz de hacerle ver qué estaba llorando. 

—Mi pobre e iluso hijo, creyendo en las personas... ¿Por qué no puedes ser como tus primos? ¿Es que no te das cuenta del orgullo que le producen a sus padres?

—Ellos no... —tragué saliva —. Ellos no son buenos. Son clasicistas y racistas. ¿Eso es lo que tengo que ser?

Mi madre se echó hacia atrás, como si yo lo hubiera empujado. Luego, arremetió contra mí, dándome una bofetada que resonó en toda la sala. Agarró mi barbilla y dijo:

—No es manera de hablar de la familia, Jamie. A la familia se le respeta. 

—Sí, señora. 

—Mi pobre hijo... todavía creyendo el amor sabiendo que no existe —el desprecio de sus palabras era tan notable, ella me miraba como si yo fuera el causante de todo lo malo que le había pasado, pero era lo contrario.

Ella era la causante de todo lo malo que me había pasado. 

—No sé cuándo dejaras de ver lo bueno en las personas... —me soltó cuando dijo eso y yo no pude bajar la cabeza —. Espero que no hayas gastado tanto dinero en ese chico.

—No... —ella sonrió, quizás pensando que yo no lo había hecho, pero necesitaba decirle que Daniel no era un amante del dinero. 

—Mamá... Él no... es así. 

—Todos son así —susurró y con él, me hizo recordar a muchas personas de mi pasado que se alejaron de mí cuando ella les ofreció dinero. 

—Él no...

Después De Soñar (Finalizada)Where stories live. Discover now