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Casi 5 días después de haber regresado a San Félix, McKenzie y su padre estaban en la oficina de Dante Flórez y sus abogados. La reunión que tenían ahí era para aclarar la situación respecto al caso de la tutoría de Jamie. 

Todo estaba enredado, las cosas carecían de sentido y credibilidad, ya que no podía entender cómo era que el abogado de Alisha y ella misma hayan logrado engañar por mucho tiempo a toda la familia.

Alisha de McKenzie había salido del hospital dos días antes y estaba ya recluida en el psiquiátrico, pidiendo ver a su hijo, quién se negaba terminantemente a verla.

—Daniel —susurró Memo, agarrándome la mano y dándole un apretón —. ¿Cómo va a superar esto?

—Con tiempo —respondí con calma, mirando si rostro sin expresión.

—Jamás me imaginé que Alisha llegara tan lejos —sopeso —. ¿Hacerle creer a todo el mundo que Jamie estaba bajo tutoría legal solo para retener a todos a su lado?

—Algo así —él asintió con la cabeza y volvió su mirada hacia donde Jamie estaba —. Jamie irá a consulta psicológica la próxima semana, estoy seguro que allá le ayudarán a entender cosas o no sé, superarlas.

—Algo cómo esto no creo que se superen, quizás si se entiendan para aprender a vivir con eso —reflexionó Memo, apuntando con su dedo índice la puerta del abogado —. ¿Y tú?

—¿Yo qué? —Lo miré con una ceja levantada y él sonrió de medio lado, en modo burlesco.

El giro de la conversación fue sorprendente e inesperado:

—¿Siempre irás a hablar con tu padre? —él se puso su dedo índice en el mentón y negó con la cabeza —. Con el donante, querré decir.

—No sabría decirte —le contesté pensativamente, mordí mi labio inferior y luego volteé la cabeza para mirar a mi izquierda y continuar hablando, intentando calmar el nudo que se estaba formando en mi garganta —. Santiago dijo que vendría el domingo, a verlo.

Entonces Jamie salió y apenas verme se arrodilló frente a mí y sonrió como nunca lo había visto hacer, se veía tan liberal, tan contento que me olvidé de mis penas de inmediato.

—¿Y qué pasó allá dentro?

—Dante dice que me dejen pagar una indemnización por daños y perjuicios —él se rio entre dientes y negó con la cabeza, parecía un niño chiquito —. ¡Cómo si yo le vaya a hacer eso a mis padres! 

—Tampoco te creo capaz —dijo Memo, fingiendo estar ofendido porque Jamie no lo saludó.

McKenzie entonces abrió los ojos, sorprendido por la presencia de su hermano y chocaron puños. La molestia de Memo sé disipó enseguida.

—¿Cómo estás? —Sus ojos se enfocaron nuevamente en mí cuando se lo pregunté.

—¡Mejor que nunca! Aunque todavía un poco confuso... ¿Puedes creer que ella hizo que mi papá firmara un acuerdo en dónde se estipulaba que sería su tutor?

Nuevamente me sentí extraño por la inverosímilitud de la situación.

—¿Y el abogado de tu madre? ¿Cómo es que tu papá aceptó todo eso sin la supervisión de su abogado?

—Mi padre vivió manipulado por ella toda su vida —susurró McKenzie con un aura de desesperación que intentó reprimir respirando entrecortadamente —. Así que es obvio que ella lo convenció de que no necesitarían uno. Y en cuanto al abogado de mamá...

—Se le quitó la licencia y ahora mismo estaría siendo arrestado por los delitos que cometió confabulándose con la señora Alisha —dijo Dante, quién al verme sonrió y me señaló con su dedo —. ¿Podemos hablar?

—Sí —susurré, poniéndome de pie.

Dante me hizo entrar a su oficina y entonces nos sentamos en nuestros respectivos lugares, él me miró con una sonrisa amable:

—¿Cómo estás?

—Muy bien —asentí con la cabeza y luego le devolví la pregunta, siendo respondida de igual manera.

—No sé si sabes pero he estado asistiendo a terapia con Ivonne.

—Ella me contó algo de eso —recordé y me sentí un desgraciado porque me había olvidado de mi amiga-hermana.

—Lo supuse, te cuenta más cosas a ti que a la propia Verónica —él se rio fuertísimo.

—No lo digas delante de ella, me ahorcaría y luego seguiría con Ivonne —confesé y mi voz se escuchó filosa y gélida.

—¡No me pueden dejar viudo antes de casarme! —Y para darle énfasis a su confesión, Dante me mostró su mano derecha y en su dedo anular, un anillo relució.

—¡Oh, Dios mío! —Grité y no aguanté, me paré de la silla y abracé a mi otro hermano, al que la vida me regaló.

—¡Gracias, gracias! —murmuró, riéndose también.

Me volví a sentar en la silla que estaba y Dante se limpió las lágrimas que habían escapado d3e sus ojos gracias a la risa y luego de suspirar largamente, dijo:

—Todo es gracias a ti.

—De ninguna manera, yo...

—Me abriste los ojos y apoyaste a la mujer que amo cuando todo el mundo le dio la espalda —me interrumpió y las palabras fueron fáciles de decir y aceptar, porque era cierto. Yo fui la única persona que se sentó aquí a reprenderlo cuando intentó desquitar su frustración con Ivonne.

—¿Cuándo será la boda?

—Eso estamos planeando, estamos esperando a qué tengas tiempo.

—¿Tiempo para qué?

Dante puso los ojos en blanco y como si fuera obvio, dijo:

—Eres el padrino.

—¡OMG! ¿Qué? —Lo mejor de todo era que ni siquiera necesité aprobarlo, ya ellos sabían que lo haría —. ¡Por favor, que sea pronto!

—Dalo por hecho —prometió y entonces dijo: —. Cuando termines tu carrera, hay un puesto para ti aquí, ¿okey? Incluso hablaré con tu universidad para que hagas las prácticas laborales aquí, si es posible. Quiero que el padrino de mi boda y el de mis futuros hijos trabaje en mi firma.

—¿Futuros hijos? —Que eso estuviera en sus planes me alegró mucho.

—Sí —él se puso rojo por la vergüenza —, con Ivonne hemos estado hablando de volverlo a intentar cuando estemos listos.

—¡Tengo que hablar con ella!

—Mira hacia atrás —dijo Dante con una sonrisa enorme.

Y cuando lo hice, ahí estaba ella. Corrí para abrazarla.

Después De Soñar (Finalizada)Where stories live. Discover now