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El viernes por la tarde, cuando ya estaba guardando la moto en el garaje del restaurante, Diego Fontalvo, mi jefe, me estaba esperando en la salida con una deslumbrante sonrisa. Llevaba puesta una camisa roja con una frase que decía: "No lo dudes, no lo pienses, bésame ya". Reí cuando la leí, y él lo notó porque balanceó sus cejas en un baile sexy. 

Acercándome a él, le pregunté: —¿Por qué últimamente estás usando tanto esas camisas con frases chistosas?

Él se encogió de hombros como si mi pregunta ya fuese sido hecha con anterioridad por otras personas, pero de igual forma respondió.

—Con ellas puedo expresar lo que me es difícil decir. 

Basándome en lo que decía esta camisa, dije:

—Entonces... ¿Crees que todo el mundo piensa en querer besarte y tú simplemente estás dispuesto a que lo hagan?

Él se dobló de hombros nuevamente, demostrando que no le importaba en lo más mínimo. 

—La ventaja de ser bisexual es que no te importa si el que te besa tiene senos o pectorales. 

Puse los ojos en blanco y sonreí mientras asentía con la cabeza. 

—¿Ya te vas para El Cielo? —Y antes de que pudiera responder —¿Quieres que te lleve?

Negué con la cabeza porque en realidad no quería hacerlo perder el tiempo y además, él era mi jefe y me parecía completamente raro de que me llevara a una cita. 

—¿Estás seguro?

—Muy seguro. 

Él gimió lentamente, frunciendo el ceño, se veía poco convencido pero al final asintió con la cabeza y se volvió hacía la entrada del restaurante, movió sus manos en modo de despedida y yo sonreí mientras lo imitaba. Cuando lo vi entrar, empecé a caminar para buscar el bus. 

...

De camino al centro comercial El Cielo, no pude evitar pensar en Ivonne y Dante, ella había estado un poco distanciada en la última semana, incluso llegué a notar algunas veces, que se quedaba mucho tiempo mirando a la nada, hundida en sus pensamientos. 

No me atrevía a preguntarle si estaba embarazada como yo pensaba porque Dante me había contado aquello en confidencialidad y no podía dejarlo mal, pero me preocupaba mucho el estado anímico de la mejor amiga de mi hermana. 

Los habíamos conocido mucho antes de llegar a pensar que saldríamos del pueblo, así que esa preocupación que sentía por ella era abrumadora, habíamos acogido a los novios como si fueran parte de nuestra familia y el resultado había sido reciproco, porque también nos acogieron como suyos al instante. 

Cuando el bus paró porque había un semáforo en rojo, tuve la tentación de llamar a Dante y preguntarle cómo se estaba sintiendo, cómo habían avanzado las cosas, pero decidí que no era una buena idea hacer eso, ya que no podía entrometerme tanto. 

No pude evitar sentirme mal, era como si estuviera fallándoles. 

Suspiré. Lamí mis labios y les envié el mismo mensaje a Ivonne y a Dante. 

"¿Estás bien?"

...

Cuando llegué al centro comercial, ni Ivonne ni Dante me habían respondido, lo que no ayudó mucho, pero ahora me sentía más tranquilo ya que por lo menos sabía que pronto me iba a enterar de cómo estaban las cosas entre ellos. 

Iba a sacar mi celular para escribirle a Mackenzie y avisarle que había llegado, pero no hizo falta, ya que él se estaba acercando a mí con una gran sonrisa y moviendo su mano en forma de saludo. Lo miré con detenimiento, el tipo era hermoso. La definición misma de la belleza latina pero con rasgos extranjeros, si eso era posible. 

Después De Soñar (Finalizada)Where stories live. Discover now