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Estaba sentado tranquilamente en el banquillo de la Universidad de Villa Azul, preparado mentalmente para la entrevista de solicitud de la beca que había pedido. 

Mi padre había dicho que esta universidad, junto con la de San Félix eran las mejores de la ciudad, aunque yo quería estudiar en la anterior mencionada, ya que las oportunidades laborales eran más propensas a conseguir. 

—Daniel Castro Olivero —me llamó una mujer, ella estaba de pie en la entrada de la puerta, que con letras muy grandes nos decía que era la Oficina de Admisiones. 

—Soy yo —respondí, poniéndome de pie, los nervios estaban comenzando a trabajar en mi estómago y sabía que el resultado de esto sería un pedo. 

Por favor, Dios. Que no sea así. 

Después de haber entrado, la mujer se sentó detrás de su escritorio en una silla giratoria y me señaló la que se encontraba de frente —Vamos, siéntate. 

Me senté, una sonrisa estaba en sus labios mientras veía mis movimientos. 

—¿Cómo estás?

—Bien, gracias. ¿Y usted? —susurré en voz baja, ella asintió levemente. 

—También estoy bien, me alegro que tú también lo estés. Mi nombre es Wendy Salas, mucho gusto. —Ella esperó mi saludo de vuelta y cuando lo hice, no añadió nada más, sino que dijo: —Cuéntame, Daniel, en tu solicitud dice que te gustaría estudiar Comercio Internacional y Finanzas. ¿Qué me puedes decir a cerca de eso? 

Respiré lentamente, lamí mis labios y volví a sonreír. La mujer que tenía de frente, no parecía llegar a los treinta años todavía, sus ojos irradiaban bastante amabilidad y atención. 

—Bien —comencé diciendo, mirándola fijamente—, se sabe que el mercado es el que mueve al mundo, está en todos lados, en tu barrio, en el mío, en el centro, en empresas. Incluso aquí en la Universidad. Entonces, estudiar esta carrera no sólo me ayudará a conocer otros ámbitos que estén relacionados con el mercadeo y las finanzas, sino que también me dará un conocimiento más complejo de lo que es el sector comercial en el país, por lo que de esa manera... Se pueda expandir un negocio al exterior. 

—Tienes una idea muy clara de lo que es esta carrera, Daniel. Por lo que entiendo, estás buscando no solo expandir ese negocio fuera del país, sino que dejándome llevar por tus palabras, entiendo que también quieres poseer tu propia empresa. 

Asentí antes de responder.

—Lo hago, quiero tener mi propia empresa de exportaciones, así expando la retroalimentación económica del país con el exterior. 

Ella me miró, había compresión en su rostro y pude reconocer sus buenos deseos cuando sonrió. 

—Daniel, conseguir un beca en esta universidad es difícil, de San Félix, es de las más demandadas, pero, estoy viendo que tienes grandes oportunidades de obtenerla. Tus profesores hablaron muy bien de ti en la carta que nos enviaron, tienes unas notas excelentes y tu puntaje en el ICFES supera al de muchos estudiantes aquí matriculados... Es difícil porque no cualquiera la obtiene, se necesita de suerte... Pero como dije, tienes bastantes oportunidades de recibir un sí, estoy segura. 

Tragué saliva, mordí mi labio superior y parpadeé varias veces para espantar mis lágrimas, ella sonrió de nuevo y eso me ayudó a alejarlas y reemplazar mi expresión a una sonriente. 

—Cuéntame sobre tu familia. 

Asentí otra vez y dije:

—En la casa somos... 6 personas, conformados por: mis dos hermanos mayores, mis dos hermanos menores, mi mamá y mi padre... en realidad es mi padrastro, pero eso no... no lo digo siempre —sonreí tímidamente —Saúl es su nombre, él me dio su apellido porque conoció a mi mamá cuando ella estaba embarazada de mí.

Después De Soñar (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora