El niño de cabellos dorados

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En un pequeño barrio de la gran ciudad una familia recién llegaba a lo que sería su nuevo hogar. Estaba conformado por una niña de cabellera oscura y ojos grisáceos  junto a sus dos padres.

Una vez terminado de bajar las cajas se dispusieron a acomodar las cosas. La infante estaba emocionada por su nueva casa, era mucho más grande y tenían cerca el parque para poder jugar todas las tardes, deseaba hacer pronto nuevos amigos para hacer muchos recuerdos.

Con una meta para ese mismo día, decidió ordenar rápidamente su habitación y poder salir un rato a explorar. Una vez terminado bajo a buscar a sus padres sin dejar su amplia sonrisa.

— Madre, he terminado de guardar ¿Puedo salir al parque? Prometo tener cuidado y regresar temprano — se acercó a su mamá quien aún tenía trabajo en la cocina. Con la esperanza de que le dieran permiso la miraba fijamente suplicando en su interior —

— Está bien hija, pero por favor ten mucho cuidado. Se que este lugar es muy tranquilo pero debes estar alerta — sonríe con ternura a su hija mientras acariciaba sus cabellos delicadamente —

— ¡Muchas gracias Mami! — antes de irse la abrazo fuertemente para después salir corriendo a la calle —

Caminó hasta llegar al parque e ir directo a los juegos, era mucho mas grande de lo que se apreciaba por la ventana de su habitación y eso le gustaba aún más. Subió a uno de los columpios y darse impulso con sus piernas, prefirió jugar hoy antes de hablar con los demás niños, en su antigua casa no tenían estás cosas cerca por lo que su prioridad era divertirse un rato.

Estaba tan concentrada en su mundo que no se dio cuenta que unos niños caminaban cerca de ella por lo que al ir hacia atrás golpeó a uno de esos haciéndolo tumbar entre la tierra. Uno de sus acompañantes detuvo el columpio con brusquedad para mirar fíjate a la niña con enfado.

— ¡Niña tonta me golpeaste! — grita el chico mientras se levantaba del suelo sacudiendo sus ropas —

— Lo siento mucho, fue un accidente. Pasaste detrás mío y por eso no te vi — asustada bajo del columpio con intenciones de irse al verse en problemas —

— Adónde vas, Ryuu te está hablando — el niño que detuvo el asiento la tomo fuete del brazo evitando que escapara —

— Nadie sale ileso después de hacerme daño. No la sueltes tiene que aprender que no debe meterse conmigo — aún enfadado se acercó a la niña dando una bofetada que resonó en el lugar —

La pequeña al recibir el golpe dejo escapar unas lágrimas que bajaban por sus mejillas. Cerro sus ojos al ver qué el llamado Ryuu iba a pegarle otra vez, pero pasaron unos segundo y solo escucho el golpe y quejidos de los otros niños, ya no sentía que la sostenían del brazo. Aún asustada abrió lentamente sus ojos viendo a ambos agresores en el suelo y en frente de ella otro niño de cabellera rubia.

— ¡Idiotas! A las niñas tienen que respetarlas ¿O acaso así tratan a su madre y hermanas? — grito furioso el infante a los chicos que acababa de golpear para salvar a la niña—

— ¡Maldición tenías que aparecer Sano! Esta vez ganaste pero me vengare — dijo el tal Ryuu tomando a su amigo del brazo para levantarlo del suelo y salir corriendo. Nadie en su juicio se atrevía a enfrentar al rubio y menos solo — 

— Gracias... — apenas susurro la chica quien cubría sus ojos empezando a llorar por lo ocurrido —

— ¿Te duele mucho? — se volteo a oírla llorar mirándola algo triste. No le gustaba ver a las niñas llorar — oye todo está bien ahora. Me llamo Manjiro, pero puedes decirme Mikey y tengo 9 años  — le sonrió tratando se calmarla —

— Estoy bien. Mi nombre es Midori y tengo 8 años — limpia sus lágrima con sus mangas y así poder ver al chico dedicándole una leve sonrisa —

— Es un lindo nombre. Te vez mejor sonriendo. ¿Eres nueva por aquí? No te había visto en el parque

— Recién nos mudamos, pero quería jugar. En mi antigua casa no habían parques — se vuelve a sentar en el columpio esta vez meciéndose lentamente —

— Eres agradable ¡Seamos amigos! — se sienta en el columpio de al lado imitándola — podemos venir a jugar juntos seguro a Emma le gustará tener más amigas.

— ¿Emma?

— Mi hermana menor. También tengo un hermano mayor es súper genial con nosotros — menciona sonriendo ampliamente —

— Yo no tengo hermanos, soy hija única pero siempre le digo a mis padres que quiero una hermanita. Sería una excelente hermana mayor

— Estoy seguro que si. Bueno tengo que regresar — se levanta de un salto para después voltea a verla — me escape del entrenamiento con mi abuelo, seguro estaré en problemas. Mañana regresaré con Emma para que se conozcan, claro si te parece.

— ¡Si! Estaré aquí por la tarde. Yo también regresaré. Gracias por lo de hoy Mikey — con cuidado baja del columpio para despedirse del rubio —

— Nos vemos Midori — alza su mano mientras corría de regreso a su casa —

Al dejar de verlo a lo lejos da media vuelta para regresar a su casa. Dejando de lado el incidente con los niños, conocer a Mikey fue lo mejor de su día. Estaba muy feliz que quería contarle todo a sus padres.

Cuando llegó a casa su madre pego el grito al ver la mejilla roja de su hija, le cuestionó preocupadas sobre ese golpe. Midori le contó absolutamente todo lo que pasó sin dejar de sonreír al recordar los sucesos de su pequeña aventura.

— Estoy bien gracias a Mikey, tenía su cabello tan dorado como el sol — alzaba sus brazos al terminar su historia — Mañana iré a jugar con él y su hermana Emma. Ya quiero que sea otro día.

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Pequeño pero con mucho amor, gracias por leer ★

Corazón encadenado | Tokyo Revengers | MikeyxOcWhere stories live. Discover now