—Lo haremos bien, nadie se dará cuenta.—murmuro.
—¿Y si alguien nos ve?
—No lo harán.
Evanora estaba detrás de la puerta escuchando como Laurent y Theresa hablaban de algo, no especificaban pero por alguna razón nadie se podía enterar y Evanora iba a descubrir qué.
—El domingo.
—Mañana.—afirmo Laurent. Los pasos se hicieron presentes y Evanora corrió a su habitación cerrando la puerta tras de ella.
Siguió empacando mientras escuchaba que alguien abría su puerta.
—-¿Tienes todo listo?.—tarareo—Evanora.
Evanora y Laurent no habían hablado desde aquella pequeña pelea que habían tenido, el estaba aferrado a la idea de que ella no podía manchar su nombre con un hombre casado.
"¡Que escandalo seria!", decía una y otra vez.
A ella no le importaba, ella quería a Camille tanto como Camille la quería a ella y no le importaba si alguien dijese algo sobre ella, en su defensa él jamás amo a Theresa. Ni siquiera era buena esposa, ella lo sabía, a Evanora le iba el titulo de esposa mejor que ella y estaba orgullosa de que fuera asi.
El plan con Camille seguía, el Lunes al anochecer se irían juntos en el carruaje que la familia de Evanora mandaría, el cual exigió que fuera a altas horas de la madrugada para que nadie supiera.
Su corazón latía fuerte al solo pensar que en un par de días vivirá con él, se imaginaba a ella misma cocinando mientras el trabajaba y al llegar un par de niños o quizá niñas correrían hacia él.
—¿Qué necesitas Laurent?
—Sigues enojada conmigo, lo noto, pero no tienes por qué.
—No estoy enojada.—contesto sin mirarlo.
—Se lo que es mejor para ti, alguien como Camille no te conviene, ni siquiera te merece.
—¿Cómo lo sabes?.—se giró mirándolo mientras fruncía el ceño.
—El no podrá ni siquiera defenderte de nada, el es un niño de mamá que no sabe hacer nada, es demasiado debilucho hasta para pelear.
—El es un hombre.—gruño—Pero ya no importa.—rodó los ojos y regreso su mirada a la maleta— El no se ira conmigo.—mintió.
—¿Qué?
—El no se quiere ir a Roma.—suspiro—Tampoco pienso obligarlo.
—Bien.—asintió—Mañana iré a unas... unos compromisos, no me esperes despierta.
—De acuerdo.—frunció el ceño.
—Descansa, el Lunes vendrán Camille y Theresa a despedirse.
—Bien.
Laurent salio de la habitación dejándola sola, se acerco a la puerta cerrando con seguro y espero hasta que una piedra golpeo su ventana.
Gustosa abrió la ventana viendo a Camille sonriendo, le sonrió de vuelta y lentamente comenzó a subir traía algo en las manos pero aun así no podía ver que era.
—Hola bonita.—se enderezo una vez frente a ella y dejo un corto beso en sus labios.
—Hola Camí.—sonrió de vuelta tomando sus mejillas.
—Te traje algo.
—¿Ah sí?.—asintió y le mostró el ramo de flores que tenía detrás de el—¡Oh, Camille, son hermosas!—sonrió tomándolo—Claveles.—suspiro—Me encantan.
