𝐓𝐨𝐧𝐲 𝐓𝐮𝐫𝐧𝐞𝐫

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Zelanda, 1944

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Zelanda, 1944

Amelie miraba por la ventana como los aviones pasaban de noche y de día mientras algunos se desplomaban como si de juguetes se trataban, otros disparaban entre ellos y así cada día.

—¿Esta guerra se acabará pronto? —pregunto a su padre el cual estaba leyendo el periódico en la sala.

—Eso espero Amelie... eso espero.

—¡Papá!, ¡Papá! — Aron, el hermano menor de Amelie entro corriendo a la sala. — Hay unos hombres... vienen caminando y... y uno viene en una camilla, esta lastimado.

—Tenemos que ayudarlos. — se levantó de golpe.

—¡Pero papá! —Amelie se levantó. — ¿Y si son malas personas?

—Parecen soldados, papá... tienen a uno en una camilla, se ve muy herido.

—Vayamos a ver, quizá son... son buenas personas. Amelie, quédate aquí.

Ambos hombres salieron por la puerta de la cocina, y su padre con ambas manos arriba comenzó a hablar con ellos, reviso al hombre en la camilla y les indico la puerta de la cocina.

Amelie jadeo alejándose de la puerta y quedándose en la sala, no tardaron en entrar con la camilla en manos, y el pobre hombre moribundo.

—Mi hija es enfermera, ella podrá ayudarlo.

—¡Pero papá! —jadeo.

—Amelie. —frunció el ceño. — Al final del pasillo esta una habitacion, en lo que mi hija cura de él, ustedes se pueden quedar en el granero... estoy confiando en ustedes. —los miro a todos. — No duden que soy capaz de llamar al ejército Holandés si tan solo se les ocurre hacernos una mala jugada. —los apunto con la pequeña pistola.

—No tenemos intensiones de lastimar inocentes. —hablo uno de ellos. — Le damos nuestra palabra.

—Bien, llévenlo ahí. —miro a su hija. — Amelie, por favor.

En silencio vio como acostaron al hombre en la cama, él se quejaba levemente mirando a su brazo. Los demás hombres salieron después de acomodarlo cerrando la puerta tras ellos.

Amelie se acercó a paso lento mirándolo con los ojos entrecerrados.

Miro como una gran mancha de sangre estaba en su traje y suspiro tomando las tijeras.

—¿Se puede mover? —negó. — Bien... cortare un poco. ¿Está bien? —asintió.

Lentamente tratando de no lastimarlo corto desde su hombro hasta su antebrazo, una vez dejando el brazo expuesto pudo observar la herida.

—Quizá... quizá duela un poco, necesitas suturas. Además lo tienes fracturado.

—Lo imaginaba. —hablo con voz ronca logrando que Amelie se estremeciera.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐱 𝐓.𝐅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora