"Cariño, deja que todo fluya esta noche"

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Axel Derry

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Axel Derry

Luego de las palabras de Jayden lo que sentí fueron sus labios contra los míos.

Tibios y suaves como siempre.

—¿Debería seguir? —murmuró en mi oído mientras dejaba una leve mordida en mi oreja.

—Cierra la boca —volví en busca de sus labios para volver a besarlo.

Las manos de Jayden recorrieron mi cuerpo que aun se encontraba con ropa.

Yo por mi parte soltaba suspiros ahogados.

Mordí mi labio para que no vaya a salir algún sonido vergonzoso de mis labios.

—Te ves tan precioso así Axel —le dedique una mirada de ¿Cómo así? — vulnerable y dispuesto a cualquier cosa.

Los dedos de Jayden se dirigieron a mi camisa para empezar a quitar botón por botón. No pude evitar ponerme nervioso.

Ay Axel no me vengas con que te pones nervioso si tu mismo fuiste el que prácticamente se lanzó sobre Jayden.

Gracias conciencia no ayudas mucho que digamos.

Sus ojos radiaban lujuria pura.

No era una mirada tierna, todo lo contrario, era una mirada llena de deseo y no lo culpo porque yo también podía jurar que mi mirada estaba igual.

—Me gustas Axel me gustas tanto —una vez que terminó con los botones sacó la camisa completamente dejándome expuesto en la parte superior de mi cuerpo.

No tenía un gran cuerpo para ser sincero a veces se me iba la mano con la comida de mamá, pero si hacia ejercicio cada que podía. Tenía ligeros músculos...bueno si a eso se le puede llamar músculo.

—Tan divino —intentó no morder su labio, pero lo hizo...mordió su labio inferior— como siempre lo imagine.

—Hablas mucho Jayden Rizzo —murmuré con las mejillas rojas.

—Mírate Axel —se acercó a mis labios. Él sabía las cartas que estaba jugando, sabía que en estos momentos mi mente no pensaba con claridad y que cualquier movimiento que hiciera me haría derretir— jamás imaginé verte de esta forma, pero aquí te tengo. A punto de ser devorado como una oveja con el lobo. Eres mi presa Axel Derry —y entonces lo besé, porque cada jodida palabra que salía de sus labios me volvía completamente loco.

Mis manos fueron a la camisa de Jayden tratándola de sacarla con desesperación.

—Qué impaciente —le di un manotazo en su hombro y él rio.

—No me obligues a tomar el control Jayden —lo miré con los ojos entrecerrados.

—Quiero verte haciéndolo —sonrió de oreja a oreja.

En el camino los alejó un corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora