"Alec"

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Axel Derry

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Axel Derry.

Hace 3 años, Texas.

Él acaba de morir

Él acaba de morir

Él acaba de morir.

—¡No! —grité con la respiración aceleraba mientras las gotas de sudor se deslizaban por mi frente.

—¿Oye chico estás bien? —preguntó mi compañero de cuarto, Alec— Estabas llorando en tus sueños y... gritabas el nombre de Jayden.

—Yo...—miré por todos lados– debo ir al baño —me paré rápidamente para correr hacia el baño de la habitación.

Me miré al espejo.

Mis ojos estaban rojos de tanto llorar y es que... ¿Cómo se hace para calmar tanto dolor y tanto sufrimiento?

—Hey Axel —dijo Alec al otro lado de la puerta— tengo algunas pastillas para relajar. Yo las uso para poder dormir bien antes de un examen y creo que ahora te vendría bien una. ¿La quieres? —afirmé desde el otro lado de la puerta.

Eché agua a mi rostro mientras me apoyaba en el lavabo.

Trate de tranquilizarme para después salir del baño y volver a la cama.

Eran las tres de la madrugada y seguía llorándole.

—¿Es por él cierto? —preguntó Alec— Los de la facultad dicen que sufres por tu novio muerto.

Lo miré y no era de esas miradas de alguien bueno.

Un pestañeo y yo lo había estampado contra la pared con brusquedad mientras lo miraba con odio.

—En tu miserable vida te refieras a él. No hables y diles a los que hablan de él que vayan a joder a otro lado y dejen de meter sus putas narices donde no les llaman. Me jode mucho que intenten husmear en cosas que no les incumbe —solté su camisa con fuerza causando que casi cayera.

—Yo... lo siento —su voz era entrecortada— Axel no quería que te ofendieras es solo que... me tienes preocupado.

—No eres mi amigo —escupí— deja de preocuparte.

—Lo sé, pero eres mi compañero de cuarto. Enserio disculpa no fue mi intención hacerte enojar —buscó entre sus cosas y sacó las pastillas. Me las tendió y yo dudé en aceptar.

Al final ese fue el inicio de una amistad.

Alec y yo empezamos a hablar poco a poco hasta que en aquellas noches donde gritaba el nombre de Jayden era él que estaba para mi como un buen amigo. Me tendía su brazo y me ayudaba para que me concentrara en mis estudios cuando lo único que quería hacer yo era tirar la toalla y echarme a llorar.

El estuvo para mi hasta cuando intente acabar con mi propia vida. Me encontró en la bañera desangrándome y me llevó a la clínica. Aquello jamás le conté a mis padres porque sé que hubiera podido preocuparlos demasiado.

Alec estuvo en mis momentos de debilidad y cuando me levanté de cada decaída.

Pero todo ello duro tan poco porque no pude corresponderle.

Alec me dijo que se había enamorado de mi, pero no pude.

Me robó un beso, pero solo pensé en Jayden.

En como le estaba fallando.

—No puedo —me alejé bruscamente— eres mi amigo y te veo solo como eso.

—Axel. Déjame hacerte feliz porfavor. Puedo ser el que ayude a curar tus heridas.

Pero, aunque quise no pude.

—Mereces un amor completo, Alec —dije casi en un susurro.

—Axel.

Él me miró con ojos suplicantes.

—Alec, mereces mucho y sé lo que quieres. Pero me temo que no puedo dártelo porque, aunque intente no puedo olvidarme de Jayden Rizzo. Él vive aquí —señalé mi corazón— y temo que vivirá allí por un largo tiempo. Solo hace dos años que se fue, pero para mi sigue presente a cada instante y tú eres consciente de eso.

—Pero puedo ayudarte a curar.

—¿A dónde vamos con esto Alec? —murmuré.

—Quiero que me brindes una oportunidad, Axel. Puedo hacer que tu corazón vuelva a brillar nuevamente, pero no me quites la oportunidad. Te lo pido.

Finalmente rechacé eso.

Con el tiempo Alec se dio cuenta que no había ni una mínima chispa de esperanza entre nosotros.

A lo largo del tiempo encontró a alguien que si pudo ofrecerle el amor completo que él necesitaba. Frederick era su nombre y estaba en mi facultad.

A veces los veía juntos por los pasillos de la universidad. Alec se había cambiado de habitación para que no me incomodara y con el paso de los años fuimos hablando cada vez menos, pero... él ya había encontrado al amor de su vida y eso era más que suficiente.

Y entonces caí en cuenta que tal vez jamás iba a poder superar a Jayden.

Tal vez esa herida iba a ser una que jamás sanaría y tal vez nunca podría volver a querer a alguien como lo quise a él alguna vez.

Mi corazón tenía tantas grietas que se me hacia imposible pensar en que alguien pudiera sanarlas algún día.

—A este paso podría morir solo —hablé en mi interior.

Pero a veces la vida depara cosas inesperadas.

Aún no era momento de abrir mi corazón.

En el camino los alejó un corazón ©Where stories live. Discover now