4. Puto Ashton

13 3 0
                                    

Capítulo 4

Abro los ojos y la cabeza me pesa, parpadeo para acostumbrarme a la luz y giro mi cabeza para escanear el lugar, veo paredes rosa y una cama pequeña junto a la que yo me encuentro, las cortinas blancas en la ventana frente a mi impiden que la luz entre con fuerza, escucho ruido y  analizo mi cuerpo, doy un suspiro cuando veo que llevo puesto el mismo vestido que la noche anterior, me armo de fortaleza y pongo los pies fuera de la cama, camino lentamente por la habitación hasta encontrar un espejo en donde puedo ver los estragos de la noche anterior en mi  cara, unas bolsas oscuras están empezando a aparecer bajo mis ojos, el maquillaje corrido, mi cabello hecho un nido y la peor parte es que sigo sin saber en dónde estoy, por la habitación puedo asumir que es la de una mujer, en todas mis incontables borracheras definitivamente nunca había perdido tanto el conocimiento como para no saber dónde diablos estoy y mucho menos había pasado la noche en la casa de algún desconocido.

—¡Mierda! — escucho que dice una voz femenina desde fuera de la habitación.

Doy un pequeño brinco en mi lugar y me repito que ya es hora de afrontar lo que sea que haya hecho, camino hacia la puerta y la abro, al salir encuentro un corto pasillo color crema que al parecer da a una pequeña cocina, sigo caminando y veo una chica de espaldas tarareando una canción, da un pequeño sobresalto cuando escucha el ruido de mi hombro chocando contra uno de los muebles.Ella se gira y puedo verla bien, es rubia, alta con rasgos delicados y lleva un moño en lo alto de su cabeza.

—¡Hey! hasta que reviviste —me saluda animadamente.

—¿Qué me pasó?

—Primero que nada, soy Ema, la estilista de Josh y los chicos —dice presentándose — te reconocí anoche en el club y por cierto, ¡estabas muy borracha! luego te desapareciste y justo cuando yo me iba te vi, te veías muy mal pero seguiste tomando y luego simplemente te desmallaste, él idiota ese, con el que estabas no hizo nada, solo te dejó así, obviamente no pude dejarte ahí y te traje con la ayuda de unos amigos a mi casa.

—Gracias — murmuro con vergüenza sintiendo mi cabeza a punto de estallar.

—No es nada —mueve la mano restandole importancia —eres solo una niña, era mi deber.

—¿Y el chico que estaba con migo?

—El idiota ni siquiera se enteró de que te traje con migo— responde girandose— ¿Por qué? ¿Quién era? —interroga y luego se vuelve de nuevo con un plato de panqueques en la mano y fijando sus ojos castaños en los míos.

—Mi novio — respondo avergonzada, ella alza sus cejas sorprendida y abre su boca para responderme.

—Pues mira que a mí no me gusta entrometerme en la vida de otros pero ese debería ser tu ex — dice algo molesta—¡Te pudiste haber muerto y nada le hubiera importado a ese imbécil!

Mis ojos no pueden mantener su mirada porque ¡Dios!, tiene razón, me siento enojada y traicionada pero francamente, no me sorprende. Él poco a poco se ha convertido en ese ser despreciable pero ¿Cómo podría yo dejar a la persona que ha estado para mi durante tantos años?

El malestar en mi corazón en este momento es mucho grande que el de mi cuerpo, me siento frente al plato con panqueques y frutas que ha puesto Ema frente a mi y me obligo a comer, la culpa me mata y me doy asco, es el mismo sentimiento después de cada fiesta, sé que no es correcto, pero una parte de mi se siente tan bien en ese estado que simplemente no puedo luchar contra ello. Obligo a mi estomago a engullir bocado tras bocado y doy pequeños sorbos al jugo de naranja, temo que si bebo muy rápido voy vomitar, Ema me observa disimuladamente mientras da sorbos a su café.

—Por cierto — dice luego de un largo silencio — Rescaté esto de la mesa en donde estabas — se pone de pie para rebuscar algo en uno de los muebles de madera de la cocina, se gira hacia mi con lo que reconozco como mi cartera, le sonrio en forma de agradecimiento, realmente con lo confusa que ha sido la mañana para mi no he tenido tiempo de pensar en mis cosas, la rubia me entrega mi bolsa y rápidamente la abro para encontrar mi celular, lo enciendo y a como era de esperar tengo más de treintena llamadas de Ander y Dylan, me siento mal,  realmente deben de estar muy preocupados.

Canciones para Alex (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora