5. ¿Semidioses o vecinos?

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Capítulo 5

Una semana entera ha pasado volando desde aquella caótica noche y Ashton... pues Ashton no ha llamado ni para preguntar si estoy viva, el guión de la segunda temporada llegó hace dos días atrás y justo ahora me encuentro corriendo para que el maniático de Dylan no me alcance, lo desperté con una pequeña bromita y ha decidido tomar venganza, suelto una carcajada y giro rápidamente por el pasillo que da hacia la puerta del patio trasero, aumento la velocidad cuando escucho los pasos apresurados de mi amigo atrás de mí, alcanzo el pomo de la puerta y la abro para salir a toda velocidad, corro hasta llegar a la orilla de la piscina y me giro al escuchar un golpe.

—¡Auch!—me quejo en voz alta al ver como Dylan se estrella contra la puerta y suelto una carcajada como toda una buena hermana.

El pelinegro soba con una mano su nariz adolorida, se levanta del piso , me mira con maldad y luego empieza a emprender carrera hacia mí, cuando me doy cuenta de sus intenciones ya es demasiado tarde...

Su cuerpo arremete contra el mío y caemos en la fría piscina, mí cuerpo se hunde y empiezo a nadar hasta la superficie, lo primero que me recibe es Dylan sentado en la orilla, con sus pies dentro del agua y una sonrisa burlona.

—¡Buenos días Chuki!— saluda animado y luego pasa la mano por su cabello empapado para quitarlo de su frente, sus ojos me siguen mirándo con diversión.

Mis dientes castañean por el frío y mi pijama pesa, fulmino al pelinegro con la mirada y parece divertirle más.

—¡Te voy a matar!—gruño.

—Sal de ahí ya, pareces un chihuahua mojado —me dice burlón y luego saca los pies de la piscina para ponerse de pie y darme la espalda dirigiéndose dentro de la casa.

Fulmino su espalda con la mirada y nado lentamente hacia la orilla soltando maldiciones por lo bajo, salgo y la camiseta de mi pijama escurre agua a chorros, me quito la pesada tela, quedándome solo en short y sostén, arrugo la tela entre mis manos para intentar escurrirla, sintiendo los rayos del sol picando en mi piel.

—¡Este desgraciado!, ¡es que ahora sí que lo voy a matar !—farfullo entre dietes viendo como los chorros de agua salen de mi camiseta, me encuentro tan concentrada en lanzar maldiciones que apenas escucho como alguien se aclara la garganta.

Giro mi cabeza y a dos escasos metros de mi, tan solo separados por la línea de arbustos que separa mi patio del suyo, tres chicos mirándome furiosos y empapados, me sobresalto al reconocerlos, son los chicos de la premier, los de la banda. Para ser sincera no los hubiera reconocido de no ser por esos familiares ojos azules que ahora me ven como si quisiera matarme.

—Hola, soy Alexandra — les doy una sonrisa tímida —¿Cómo están?—me doy un golpe mental después de hablar.

<<Obviamente que molestos tonta, tienen cara de perros furiosos>>

Los tres pares de ojos siguen en mi y yo los repaso descaradamente, el rubio usa un pantalón de chándal y una camieta de tirantes blanca que empieza a pegarse a su abdomen dejando ver la forma de sus abdominales, mi mirada sigue hacia sus brazos y casi me da un infarto, son musculosos pero sin ser exagerados, lo sufiente para notar que se ejercita, babeo mentalmente, su cara de semidios griego me ve sin ninguna emoción pero sus ojos gritan que me quiere matar, me obligo a apartar la mirada y seguir con los otros dos, el adonis de ojos verdes me mira con sus fuertes brazos cruzados, inevitablemente mi mirada baja hacia su ejercitado torso, las gotas resbalan por su bronceado y fornido abdomen, pienso seguir en con el tercero pero después de lo que parece una eternidad escucho la voz gélida y varonil del ojiazul.

—Bien, hasta que tú y el otro aparecieron —suelta fríamente haciendo contacto visual conmigo a lo que bajo mi mirada por su rostro, que bajo la luz del sol se ve aún más perfecto, obligo a mis hormonas calmarse y bajar la mirada hacia la mesita rodeada por cinco sillas, donde supongo que estaban sentados, sobre la mesa hay unos papeles empapados que me hacen entender la razón de sus fulminantes miradas.

Clavo mis ojos en los suyos para responder.

—No lo he hecho con intención y de verdad lo siento.

Él abre la boca para responder pero su amigo moreno se adelanta.

—Tranquila, de seguro tus disculpas van a arreglar todo el trabajo que has empapado —espeta sarcásticamente con una dulce pero masculina voz.

—Lo siento, pero ya podrán arreglarlo—digo intentando aligerar el ambiente, ¡ya me esta empezando a cansar un poco su actitud!

—Déjala, no es como si lo estendiera— suelta el ojiazul.

—¿El que?—respondo retante clavando mi mirada en sus ojos.

—El trabajar princesita — responde fríamente.

Siento como mi sangre hierve,¡algún defecto tenía que tener!, parecía muy guapo como para ser real.

Mi mirada molesta se clava en sus profundos ojos azules y mi lengua pica por responder

— Mira, niño lindo— escupo molesta acercándome lo más que los arbustos me lo permitenten—¿Quién te crees te crees como para opinar sin saber ni pizca de mi vida?—termino de decir mirándolo furiosa y por el rabillo del ojo puede ver al Adonis que se ha limitado a mantenerse como espectador con una gran sonrisa, es más claro que le divierte la situación.

El rubio abre su boca para responer mirándome retadoramente pero lo interrumpo.

—Además, pueden tomar esto como pago por tener que escuchar su horrible escándalo todas las tardes.

—¡Así que tu eres la niña molesta que nos ha estado tocando la puerta éstos días!—habla por primera vez el Adonis.

—¡Y ustedes los maleducados que no tienen la decencia de callarse!—contraataco.

Él solo se ríe como si fuera la situación mas divertida del mundo.

Mi mirada vuelve al ojiazul que me mira fijamente, sus ojos recorren mi cara y luego baja descaradamente por mi cuerpo, me ruborizo y caigo en cuenta que he estado discutiendo con tres chicos casi semidesnuda, siento su profunda mirada y la sangre sube a mis mejillas. Escucho como el moreno dice algo pero no le presto atención, me giro para alejarme de ellos y camino hacia la casa rápidamente sintiendo los tres pares de ojos en mi espalda.

Canciones para Alex (En Edición)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu